Texto: Jorge Escobedo
Fotos: Lorenzo Pascual
El blues que vino del sur. Por fin pude quitarme esa espinita que tenía clavada con la banda de Úbeda, Guadalupe Plata, ya que en sus anteriores visitas a la Bilbao otros quehaceres me lo había impedido. Así que esta vez su visita al Kafe Antzokia bilbaíno era una especie de obligación personal.
Como auténticos chamanes de lo oculto, los Guadalupe te practican voodoo y te obligan a no dejar de mover la cadera y a bailar con tus demonios. Ya me habían advertido antes que es una música no apta para cardiacos y que puede no ser tolerada con mucha facilidad. Algo de razón no les faltaba.
En un Antzoki con una muy buena entrada de la parroquia “Guadalupera” con ganas de mover el esqueleto, el trio no dio un segundo de descanso durante las cerca de dos horas que duró el bolo. La psicodelia se apoderó de la sala en infinidad de momentos con un Pedro de Dios desatado a la guitarra muy bien secundado por Paco Luis Martos al bajo (intercambiándolo de vez en cuando por su característico “whastub”) y un atronador Carlos Jimena a la batería.
Pudimos escuchar temas de sus tres discos de estudios intercalados creando una atmósfera única. “Tormenta” nos dejó bien claro aquello que nos íbamos a encontrar durante la noche. “Serpientes negras” y “Huele a rata” consiguieron una catarsis total que culminaron con “Esclavo” y “Calle 24”. Como si de una película del oeste se tratara, no pasearon por el desierto de Mojave con “Voy caminando” y “Milana”, “El blues es mi amigo”, Rezando” y “Lorena” fueron sucediéndose en una sala en penumbra con la gente redimiendo sus pecados. ¡Apoteósico!.
Muy buen concierto aunque algo lineal para mi gusto. Todo parece salido de la misma tonada. Pero claro, no te engañan. Eso es lo que hacen. Y en su estilo, son los mejores. Si T Model Ford levantara la cabeza, estaría muy orgulloso.
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