Texto:  Jorge Escobedo
Fotos: Koldo Orue

Doble cartel de lujo. Eso es lo que nos presentaba el Kafe Antzokia de Bilbao el pasado jueves 12 de Marzo. Una noche de blues y soul con dos de los mejores artistas de la materia. Uno joven, de nueva hornada, John Nemeth. El otro, veterano, curtido en mil batallas y con infinidad de discos a sus espaldas, Duke Robillard. Ni juntos, ni revueltos. Cada uno con su banda. Ofreciendo buena parte de la duración de los conciertos que vienen dando en sus respectivas giras. John Nemeth pisaba Bilbao dentro del tour que le ha traido por Europa y después de dar varios shows, con muy buena crítica, en la península. Para Duke Robillard, sería la única visita a nuestro país, casi justo diez años desde que suspendiera el concierto aquel fatídico 11 de marzo de 2005, y en el mismo lugar. Nos debía una.

El primero en salir a escena fue John Nemeth. Pantalón vaquero, camisa vaquera, sombrero y gafas de sol, que tan solo se quitaría un momento durante todo el concierto. Secundado por una banda de lujo (bajo, guitarra y batería), donde destaca sobre Travis Swanson, un muy fino guitarrista que hizo las delicias del respetable y que dio alguno de los mejores momentos de la noche con solos electrizantes. El ganador del premio a mejor artista de blues del año pasado nos presenta su último disco (maravilloso) “Memphis Grease” en todo su esplendor. Así, pudimos escuchar el blues chulesco de “Bad Luck Is My Name”. Sonido Motown, cristalino, en “Sooner Or Later”, donde se echan en falta los vientos del disco. Nos llenó de plegarias vistiendo traje de Al Green en “If It Aint Brake” y “Testify My Love”, en donde su voz alcanza cotas de paraíso. Momentos funky en “Funky Feelin” y un blues rabioso y sudoroso se puede dar cuenta en “My Baby´s Gone” (de lo mejor de la noche). Hubo tiempo para versiones con acercamiento al blues de Chicago en “Country Boy” de Elvin Bishop. Y para cerrar “Blues In My Heart”, para que quede claro si no nos habíamos dado cuenta ya. Soberbio.


Tras un pequeño parón para cambiar el equipo y poner todo a punto, toma el ruedo el que fuera antiguo miembro de “The Fabulous Thunderbirds”. Acompañado de batería, contrabajo y teclado (órgano Hammond incluido). El concierto nos presenta a una banda muy bien conjuntada que nos ofrece un concierto de blues, mezclado con paisajes de swing, R&B y en momentos pasando por el tapiz del jazz, que ha servidor se le hicieron algo duros. Duke se muestra en forma y pudimos disfrutar del blues rockero de “I´m Gonna Quit My Baby”. Versiones de Albert Collins y T-Bone Walker. El “Make It Rain” de Tom Waits sonó como un cañón. En general, buen concierto, donde Duke demostró por qué es uno de los artistas más respetados de su prodesión.


Tras tres horas de show, si tuviese que elegir un ganador, sería sin lugar a dudas John Nemeth. Quizás la ganas de ver a un clásico como Duke me jugaron una mala pasada. Aun así, gran noche, a la que podemos aplicarle el dicho de…”dos mejor que uno”.

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