Texto: Jorge Escobedo
Fotos: Lorenzo Pascual

El ciclo “Music Legends” nos ha vuelto a traer a una de esas leyendas a la Sala BBK de Bilbao, que difícilmente podamos volver a ver por estos lares. En esta ocasión el turno le ha tocado a Booker T. Jones, fundador de “Booker T. & The MGs”, alma y latido de los Stax Records en los sesenta. Había mucha expectación por ver en directo al creador de himnos como “Green Onions” y de ahí que hubo un lleno hasta la bandera en la ya mítica sala bilbaína.

Gente de todas las edades para poder disfrutar de unos de los mejores organistas de toda la historia de la música. Está claro que nos hubiese gustado que el bueno de Booker se hubiese acercado con los MGs, con un Steve Crooper a la cabeza, pero la banda formada por guitarra principal, bajo, batería y su hijo también a la guitarra, no desentonó en absoluto y nos pudieron ofrecer grandes momentos.

Pocos minutos después de las 8 de la tarde y tras una breve introducción a cargo del batería, aparece en escena el músico de Memphis para ofrecernos un concierto que se basará, para mi disgusto, en una mayoría de versiones, algunas acertadas, otras no tanto, y que dejará en el tintero tantísimos clásicos de su dilatada trayectoria.


El instrumental “Harlem House” es la canción elegida para dar el pistoletazo de salida al show. Aquí no están “The Roots”, pero la banda suena como un cañón. Calentando motores. “Hang Em High” nos deleita con paisajes sonoros cercanos al oeste. El blues fue uno de los pilares fundamentales de la noche. Booker revisionó a grandes clásicos como Albert King en “Born Under A Bad Sing” y “Oh, Pretty Woman” , a Jimi Hendrix en una descafeinada “Hey Joe” y a Muddy Waters en “Mannish Boy”, donde no logra insuflar la emoción de la canción original. Los ochenta tuvieron cabida con la que para mí fue la mejor versión de la noche, “Purple Rain” de Prince. A solas con su hijo. Sentida. Con emoción. Así sí. Leon Russell y Bob Dylan también hacen su aparición con sendas versiones de “A Song For You”, correcta, y “Knockin´ On Heavens Door”, desastrosa. “Take Me To The River” del sempiterno Al Green a modo funky. Muy bien.

Pero, sin duda, los grandes momentos de la noche fueron las interpretaciones de “Green Onions”, aunque algo carente de energía, “Soul Jimbo”, mágica, embrujándonos con esos sonidos africanos que nos hacen no poder dejar de bailar (aunque excesivo el solo de batería para mi gusto) y “Time is Tight”, música celestial para mis oídos. Forma perfecta de acabar el concierto. Ya en los bises, intento fallido de emular al mejor cantante de la historia en “I`ve Been Loving You Long” de Otis Redding. A veces es mejor no meterse con algunas versiones.


Buen concierto en líneas generales. Disfrutamos de una leyenda. ¿Qué más se puede pedir?

Artículos relacionados