Texto: Lorenzo Pascual
Fotos: ARF

Desde el 2002 el Azkena Rock Festival sigue encandilando a la parroquia rockera que sigue pateando las Campas de Mendizabala en un peregrinaje de escenario a escenario. Y este 2023 no iba a ser menos y casi 50000 personas hicieron acto de presencia durante los tres días que duró el festival. Hubo de todo en la edición de este año, y casi todo positivo. ¿Negativo? Pues lo de siempre con los precios de bebidas y comidas por las nubes; la falta de información, impropia del mundo de las redes sociales, en cuanto a la tromba de agua que cayó el sábado y que provocó que las puertas se abrieran bastante más tarde (suerte que aparqué muy cerca y me tiré más de una hora dentro del coche); y el solape, claro, que impide disfrutar de muchos conciertos en su totalidad. ¿Positivo? Pues mira, la organización tras la tromba de agua (se cancelaron tres bandas solamente si no me equivoco), la entrada gratuita a los menores de 14 años y las bandas. Los cabezas de cartel cumplieron con creces, con Iggy Pop de estrella indiscutible y con Lucinda Williams y Pretenders dando conciertos estupendos. Si le sumas la reunión de The Soundtrack Of Our Lives para uno de sus tres únicos conciertos en Europa, pues el no va más. Pero vamos al lío con lo vivido el viernes.


Intenté ver todo lo posible, así que me acerqué a Bones Of Minerva (metal que no me acabó de cuajar), Pasadena (rock en euskera que atrajo a bastante gente), S8NT Elektric (el hijo de Slash en la batería) y The Cleopatras (garaje voluntarioso). Curiosamente todos con chicas al frente. La parada obligada en el calendario azkenero eran Cordovas. Fue el primer concierto que vimos entero y estuvieron vibrantes cuando no se acercaban demasiado a los largos desarrollos, muy deudores de los Allman Brothers. Música americana envuelta en arreglos a la guitarra (a veces excesivos), teclados susurrantes y un juego de voces estupendo. Como dice A. “son un plato que, aunque demasiado especiado, tiene buen sabor”. Amen.

Después intentamos ver a los Tiki Phantoms pero fue imposible por mor de una cola kilométrica para entrar en el Trashville así que fuimos a catar a Earthless pero no conecté para nada y fuimos a coger sitio para ver a gusto a Pretenders. Dieron un buen concierto, Chrissie Hynde conserva el poso que se la supone y sus temas sonaron estupendamente. ¿Me sobraron las baladas? Sí. ¿Podría haber estado mejor? También, pero el concierto fue muy digno, de notable alto vamos. Además hicieron “Middle Of The Road”, mi canción favorita aparte de otras muchas de sus primeros discos.


A Calexico fui con cierta prevención ya que ese rollito fronterizo no me acababa de enganchar en sus discos. Pero mira tú por donde, vimos el concierto entero y me acabó gustando esa mezcla de canciones con poso rock, con las cumbias en las que intuí guitarras afiladas que les daban un toque de originalidad. Sigo sin estar a gusto con sus discos (lo he intentado, que conste) pero el concierto tuvo un toque de originalidad que me haría volver a verlos encima de un escenario.


Y ya fuimos a coger sitio para estar a gusto (cosa que no fue posible al principio por unos energúmenos/as que se dedicaron a dar por culo en la zona donde yo estaba) y ver al motivo de mi presencia ese día en Vitoria. ¡¡En pie!! The Soundtrack Of Our Lives. Se reunían tras 11 años desde su separación y el Azkena consiguió una de sus “únicas” tres actuaciones en Europa. Y su concierto fue estupendo aun y cuando no logró superar al de otras ocasiones. Y es que al bueno de Ebbott se le notaron las costuras en la voz y el sonido fue espeso en las primeras filas. Pero pudimos ver a una “banda perfectamente conjuntada, como si no hubiera pasado el tiempo, incontestables como siempre” (A. dixit) que desgranó un cancionero perfecto y que, en cuanto me fui un poco para atrás, mejoró ostensiblemente gracias a un sonido mucho más limpio. ¡Son la ostia!

Dentro de nada crónica del sábado.







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