Texto y fotos: Lorenzo Pascual (web)

Que la cosa de la música en directo está complicada es un hecho que llevamos sufriendo desde hace ya demasiado tiempo. Por eso, propuestas como el Baserri Antzokia son de agradecer. Un local estupendo, accesible y, en estos momentos, seguro (cumpliendo todas las medidas). Ya llevaba un tiempo queriendo ir y la oportunidad surgió gracias a la amabilidad de Rubén, de Undercover Producciones Booking, y a la presencia de una banda incombustible al desaliento, The Soul Jacket. La banda gallega presentaba su última rodaja digital, “Let Me Stand” (pena de que no tuvieran vinilos para vender), un disco que bucea en el soul y suelta pepinazos rock. Un tratado que se puede codear con lo mejor de allende los mares.


El Baserri Antzokia (un local donde se puede comer, disfrutar de una tarde en la terraza y ver un buen bolo ya que tienen una programación estupenda para todo el mes de junio) presentaba un aspecto cercano al soldout con la gente llenando prácticamente la totalidad del aforo (conté 5 sillas vacías de unas 100). The Soul Jacket salieron a la palestra y se cascaron un show magnífico. Fueron noventa minutos aproximadamente en los que hubo de todo. La seda soul se arrimaba al rock brioso, la psicodelia copaba por momentos los temas y el góspel salía de la garganta de Toño como un torrente. Los temas de su último disco fueron la base de un setlist variado en el estilo, rocoso en la interpretación y que principió brillante, de lirismo negroide, en “What Should Be Change”. Sonaron ecos al rock más americano, con guitarras dobladas y una sección rítmica que daba homogeneidad al conjunto, volvieron a algunos de sus clásicos con un “Keep On Fighting” de fiera ejecución y se salieron, otra vez, con el soul sofisticado de “Don’t Tell”, el groove funkoide de “Let Me Stand” y un bis en el que dejaron claro el camino que han hecho hasta llegar hasta aquí con su “Declaration Of Intentions”. Como dice un compañero y, sobre todo, amigo en esto de las fotos ¡¡¡No somos dignos!!!


Ha sido el primero, y seguro que no va a ser el último concierto al que asistamos en este nuevo espacio habilitado para la música en directo. Y si los bolos se acercan a lo vivido con The Soul Jacket le estaremos eternamente agradecidos.



 




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