Fotos y texto: Lorenzo Pascual (web)

Ya lo he dicho en redes sociales. Bob Dylan perdió el pasado jueves el primer puesto en el podium a mejor concierto del año en Bilbao y alrededores a manos de The Dream Syndicate que, en el Kafe Antzokia (en el marco de una nueva Wop Special Night), dio una lección de rockanroll, de pasión árida, de fuzz salvaje, de guitarras desbocadas. Les he visto varias veces desde el advenimiento de la banda madre y creo que, con diferencia, ha sido la ocasión en la que más conjuntados e incisivos les he visto. Las guitarras camparon a sus anchas; Jason Victor es un animal de escenario que todo, absolutamente todo lo que hace, lo eleva a la troposfera y Steve Wynn se encuentra en un momento dulce. La sección rítmica sirve de amalgama ante el torbellino eléctrico y, quizás, fueron los teclados de Chris Cacavas los más difuminados en un espectáculo salvaje.

Principió la Wop Band que presentó dos temas nuevos en castellano, adelantos de su nuevo disco y cuya propuesta en directo me sorprendió gratamente por tender, también, a la algarada eléctrica, no en vano, en el segundo tema Wynn y Jason Victor se unieron al grupo dejando cuatro guitarras al frente.



Cuando The Dream Syndicate se plantó en el escenario, el Kafe Antzokia presentaba ya una entrada cercana al lleno de gente expectante que, ya con el primer tema, recibió un sopapo sonoro que tumbó en la lona a más de uno. Y es que los nuevos temas, que en disco no les acabo de coger el tranquillo, en directo son otra cosa. Wynn y los suyos los convierten en navajas barberas que sajan conciencias sin mirar hacia atrás. Y es que "How Did I Find Myself" fue un tornado eléctrico de proporciones bíblícas que se alargó sin aburrir y con la gente salivando ante lo que le venía encima, "Put Some Miles On", "80 West" y "Black Light" siguieron en la misma estela y todos los presentes con los ojos como platos. "The Medicine Show" sonó potente, comenzando la ruta por los discos seminales de la banda. Así, "Armed With An Empty Gun", "When You Smile", "Halloween" y "That's What You Always Say" nos devolvieron al fragor del mejor rock americano fraguado en más de tres décadas.


"Still Here", de su último disco, principió el bis que eclosionó por fin con los temas que todos nos sabíamos. "Tell Me When It's Over" incursionó en fieros territorios psicodélicos, "Boston" nos apabulló como siempre, con una de las mejores melodías hechas para guitarras y "The Days Of Wine And Roses", furibunda tesis de uno de los mejores tañedores de melodías forever and ever, finiquitó un concierto que nos dejó para el arrastre.


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