Fotos y letras: Lorenzo Pascual (web)

El pasado jueves acabamos el maratón de cuatro conciertos en ocho días con el bolo que dio John Paul Keith en un Kafe Antzokia expectante y casi lleno de gente variopinta. Y es que era la primera vez que actuaba en Bilbao (como él mismo se encargó de anunciarnos), todo ello en el marco de una macrogira europea que le ha llevado a actuar en más de treinta ciudades durante seis semanas. Presentaba además nuevo disco (el cuarto de su carrera), "Heart Shaped Shadow", y muchos se acordaban del concierto que dio en el Azkena Rock Festival 2015, catalogado como el mejor del festival (y que uno no pudo catar).

Con un ligerísimo retraso (jo, los cuatro bolos vistos fueron puntuales, ya iba siendo hora) John Paul Keith saltó a la palestra en formato power trio que, mira que me gusta, pero se notó la falta de alguna guitarra que rellenara huecos y que permitiera al jefe una cierta libertad de acción. Principió febril y powerpopero, sensación que no se me quitó de encima salvo en los temas que se acercaban más al Elvis primigenio, con temas de su, quizás, mejor album, "The Man That Time Forgot". Y es que "Never Could Say No" y "You Devil You" cayeron sobre la sala e impelieron a mover los pies a una concurrencia que ya no paró de aullar y de jalear. El concierto discurrió potente, alumbrado por una sección rítmica compacta y una guitarra que sonaba como un cañon en los riffs y, unas veces sutil, otras chillona, en los solos. John Paul Keith dio mucha bola a su último disco del que hizo ocho temas, dotándolos de brío. Facturó blues-soul que mutó rijoso respecto al disco ("Ninety Proof Kiss"), emuló (por sonido y aspecto) al mejor Buddy Holly ("Ain't Letting Go Of You"), destiló pop bailable al que faltó el "relleno" del teclado (bueno, y ya puestos, la sección de viento) que sí aparece en el disco ("Something So Wrong") e incursionó en el rockabilly trotón ("Leave Them Girls Alone"). El bis triple, versión  sorprendente por cuasinaif de "Lucille" incluida, finiquitó el concierto.

Cuatro conciertos, todos estupendos. Ahora toca descansar, ejem, hasta este jueves, que nos toparemos con Glenn Hughes; distinto pero esperemos que igual de intenso. Y me pierdo a Dropkick (atesoro su último vinilo como de lo mejor del año pasado) en el Colegio de Abogados y gratis. Habrá más oportunidades.


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