Fotos y letras: Lorenzo Pascual (web)

Los sonidos americanos más primitivos (otros no tanto) están teniendo su semana en el Bilbao musical de la mano, el pasado jueves, de Kim Lenz (crónica), y el domingo con Big Sandy & His Fly-Rite Boys, objeto de esta reseña. Pero la cosa no queda ahí y hoy martes cataremos el rock de Levi Parham (fotos de su concierto de 2017) y el próximo jueves la clase y el talento de John Paul Keith. Una semana intensa que el pasado domingo contempló una fiesta en toda regla con unos apabullantes Big Sandy & His Fly-Rite Boys que, con un sonido impecable (lo agradecieron varias veces), incitaron al baile y al desparrame a un respetable (incluídas estrellas del colorín televisivo) que, implicado, lo recibió con vítores.

Fieles al estilo, Big Sandy y los suyos marcaron el terreno pisando fuerte en el rockabilly, navegando en el rockanroll más electrizante y destilando soul en alguno de sus temas más lentos que también los hubo. Por allí se paseó lo más granado del sonido más tradicional; country, western, el citado rockabilly, ritmanblúes, swing, en todos ellos destacaron como una banda sólida, armada en torno a un Big Sandy con encanto (se hartó de bromear, de dedicar canciones y.... ejem, de pimplarse largos tragos de tequila, cerveza....) pero que tiene un soporte estupendo en la sección rítmica (el batería, J. Brooke Emilio, maqueado con estilo; el contrabajo un jovezno Kevin Stewart que también ayudaba en los coros) y un guitarra (Ashley Kingman) acojonante en el riff, en el acompañamiento de fondo y en solos (que no fueron pocos) simples, afilados, con garra. Fue hora y media de aullidos y homenajes varios como el dedicado a Dick Dale ("Catalina") y, ya en el bis, a Carl Perkins ("Somebody Told Me"). Y en el medio, inoculados con energía, picotazos country ("Everytime"), rockanroll percusivo que la peña coreó con ganas ("Fine, Fine, Superfine") y rock proteico en los albores del estilo ("Yama Yama Pretty Mama", más de sesenta años la adornan y sigue sonando fresca y vigente). En fin, acojonantes.

Otro buen bolo, y ya van unos cuantos, que nos dejó con ganas de más. Y ahí seguimos, hoy Levi Parham.


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