Texto y fotos: Lorenzo Pascual (Web)

El pasado domingo Pokey Lafarge pisó las tablas del Kafe Antzokia en un concierto que prácticamente llenó la sala y que se confeccionó con las bases del rock primitivo, las guitarras cuasijazzys y un puñado de temas que gustaron, aunque a mi, ya lo digo, me parecieron todos demasiado parecidos. Algún asistente me dijo que se había aburrido sobremanera. Yo no diría tanto pero tampoco me pareció la leche, quizás por mor de las altas expectativas que genera el bueno de Pokey.

Puntual, principió Gill Landry, puntal de los Old Crow Medicine Show, banda de raiz country. Y a fe que no lo hizo mal. Temas sosegados y virguerías a la guitarra hicieron que la media hora se me hiciera corta. Si acaso le faltó un poco más de mala leche para redondear un set que fue muy digno.

Posteriormente, y durante ochenta minutos poco más o menos, Pokey Lafarge paseó su pose antañona acompañado de una banda pelín morosa para el espectáculo, más allá de paseos por los solos de guitarra. Dejaron solo sí, a la estrella, pero éste se las compone para encandilar a una peña predispuesta que coreó algunos temas y respondió a los requerimientos del artista.


Ya lo he dicho antes, a mi me resultaron demasiado parecidos todos los temas. Más me gustaron las canciones en las que se salía del esquema primitivo engarzando con retazos cuasipop, aquellas en las que el rockabilly aparecía por los rincones o, sin ir más lejos, las que tienen el sello soul que destila su nuevo disco (por cierto, a 25 lereles). La ausencia de instrumentos de viento restaron calor a un show que, aun así, gustó y que fue a más conforme avanzaba la velada.

No fue un mal bolo pero esperamos más de Pokey Lafarge en su próxima visita.






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