Texto y fotos: Lorenzo Pascual (web)

Tras un fin de semana de trasiego de cerveza y ricas viandas me encuentro con que todavía no había pergeñado unas pocas palabras acerca del concierto que dieron MFC Chicken y Sister Cookie en el Kafe Antzokia bilbaíno. Fue el pasado jueves y competía con un duro cartel en el siempre disfrutable Getxo & Blues. Pero bueno, la cabra tira al monte y la propuesta de los MFC Chicken nunca defrauda así que para allí que me fui.

Puntuales y ante una parroquia no demasiado numerosa los MFC Chicken demostraron que son puntales básicos en el rockanroll más primigenio, donde la juerga se aúna con la calidad y la técnica para depararnos una hora y media de ritmos danzones y, muchas veces, de desparrame orgiástico. Eso sí, quizás fue la vez en la que ellos menos se involucraron, quizás lastrados por el escenario grande del Antzokia y no porque no lo llenen de energía, sino porque les impide la interrelación con un público siempre ávido (míticas han sido sus bacanales en el Satélite T donde salieron volando por los aires a lomos de los asistentes, se marcaron bailes intempestivos encima de la barra, …).


Principiaron canónicos en el rockanroll en formato quinteto con una sola guitarra (Al Zioli), aunque enseguida fortalecieron su sonido con la guitarra de Dan Criscuolo, siempre chispeante, siempre enérgico. El pollo aparecía por doquier (“Voodoo Chicken”, “Chicken In A Hurry”), efervescencia pura, y dio paso elegantemente a la segunda oficiante de la jornada, Sister Cookie. En la línea de las shouters del soul, desparramó roll, presentó los temas de su último single con los MFC y despachó una versión del “I Just Wanna Make Love To You” bien traída.

Repitieron este esquema en la segunda parte del show. MFC Chicken apretaron el acelerador, se subieron al anfiteatro con “Night Train”, dispararon ráfagas de rock acelerado y dieron rienda suelta a su lado más fiestero con los instrumentales que tan bien dominan (“Roast Potato Time”). Vuelta a la palestra de Sister Cookie y otra vuelta de tuerca al soul, que marida estupendo con el country más trotón en “Tea For Two”. De ahí al final vuelta a los pollos, a la jarana y un “What I’d Said” con todos sobre el escenario para el bis, perfecto colofón a la fiesta que se volvió a vivir en el Kafe Antzokia.


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