Texto y fotos: Lorenzo Pascual
Tras su visita del año pasado, John The Conqueror
vuelve por Bilbao en el marco de una gira por el estado. Y esta vez han
venido con los deberes aprendidos tras el medio chasco que nos llevamos
en 2014 con un concierto falto de actitud y lastrado, al parecer, por
el horario, aunque ya se barruntaba que por debajo había algo que nos
podíamos llevar a los oídos. No han presentado disco nuevo, aunque su
último trabajo The Good Life sigue vigente, ganando con las escuchas.
Más cercanos esta vez al blues cavernoso, alejaron de un plumazo las particularidades que los acercan a los Black Keys, con quien se les compara siempre, y principiaron el concierto con temas que pecaron quizás de un ritmo que percutía siempre en la misma dirección. Enlazaron “All Alone”, “Ain’t Comin’ Home” y una “Lucille” que enganchó al personal a golpe de intensidad. La gente lo pasaba bien, el grupo lo mismo y la cosa empezó a fluir. Un nuevo trío de temas y suena “Southern boy”, un ritmanblus que la peña coreó y que marcó el punto de inflexión para quien esto escribe.
A partir de aquí la panoplia estilística se agranda. El soul se abre paso en “Life After Death” con Pierre cantando meloso y el batería y el bajo descojonándose de la pose “sexy” de aquel, que cortó la canción y confirmó entre chanzas que sí, que quería ser sexy. El blues también tiene cabida en una versión del “Death Letter Blues” de Son House llevado de los ritmos sincopados a los riffs desgarradores. Con “I Just Wanna” tocan el pico del concierto y “She Said” sube la temperatura. Libando Jack como cosaco, Pierre saca gruñidos a su guitarra y el show se acaba con un “Golden Rule”, machacando neuronas a golpe de punteos.
En el bis “Let’s Burn Down The Cornfield” desnuda el blues y “Got My Mojo Working” retumba viva en manos de un grupo que sabe lo que se trae entre manos. Cuando tengan disco nuevo volverán a presentarlo y seguro que ahí estaremos. Rock on!
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