Texto: Jorge Escobedo

Otra vez la Sala BBK de Bilbao y otra vez el ciclo Music Legends, ese que tantas y tantas alegrías no está dando de un tiempo a esta parte. En esta ocasión, el culpable de que nos acercásemos a Gran Vía 19-21 no era otro que el concierto del inigualable Mick Ralphs con su Blues Band, legendario guitarrista y miembro fundador de dos bandas indispensables en la historia de la música, Mott  The Hopple y Bad Company. Había muchas ganas de ver en acción al guitarrista inglés, que de vez en cuando nos obsequia con este combo, donde da rienda suelta a su pasión por el blues, más si cabe teniendo en cuenta que su fecha del año pasado tuvo que ser suspendido por un problema en la furgoneta que les traía desde el Callela Rock Festival.

En una sala BBK, que en esta ocasión no vestía sus mejores galas (media entrada, más o menos) y con un público algo frío, Mick Ralphs y los suyos disfrutaron sobre las tablas y nos ofrecieron un concierto donde tuvieron cabida grandes clásicos del blues en todas sus vertientes (blues clásico, rock-blues, boggie-boogie…) intercalados junto con composiciones propias. La banda, formada por guitarra, batería bajo, cantante y el propio Mick, sonó como un cañón, directa, meticulosa.

Los años pasan para todos, y Mick no iba a ser menos, pero aún dejó destellos de su enorme calidad. Empezaron con “Going Down” del eterno Freddie King, uno de mis bluesman preferidos. “Rock My Baby” de B.B.King sonó a gloria y en una extensa versión la llevaron por los senderos de la música sureña gracias a la portentosa voz de su cantante, que bien podría integrar cualquier grupo de los estados de la bandera confederada. El blues “Stormy Monday”, favorito del frontman, dio lugar a un duelo de guitarras donde Mick se pudo lucir a las seis cuerdas. Como no podía ser de otra manera, en el ambiente sobrevolaba el fantasma de Bad Company. Mick lo sabía y no duda en obsequiarnos con una joya como “Feel Like Makin´Love” que me logra poner los pelos como escarpias, además del éxito “Can´t Get Enough”, que no hace más que confirmar que Bad Company es una de las mejores bandas que han salido de las islas británicas, y que añoramos ver por aquí en algún momento. El instrumental “Hide Away”, otra vez de Freddie King, nos pasea por el estado de la estrella, Texas. Tras poco más de una hora de concierto, tocaba poner punto y final a la velada, y que mejor manera de hacerlo que con el clásico “Sweet Home Chicago” de Robert Johnson a todo trapo, con las luces encendidas y con la audiencia puesta en pie vitoreando a su ídolo.

Concierto que me deja muy buen sabor de boca, a pesar que un servidor hubiese preferido una tanda de blues de canciones no tan manidas, pero bueno… no me voy a quejar ahora. Se trata de disfrutar y disfrutamos. Eso si Mick… la próxima con Bad Company, ok?

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