Por Fran Cea
A todos los que nos da por escribir de música, con mayor o menor acierto, empujados y a veces cegados por la pasión, tendemos a la utilización reiterativa de determinados epítetos como honestidad, autenticidad, pionero, genuino... e incluso llegamos a calificar como auténticas leyendas a intérpretes que no estoy seguro si dentro de veinte años tendrán alguna mención en una hipotética enciclopedia musical. Esto es mucho más habitual de lo que debiera y en cierta manera desvirtúa el valor real de las palabras y propicia que cuando sin lugar a dudas estás frente a una leyenda sin paliativos con su propio capitulo en la historia del género recapacites sobre los adjetivos utilizados con otros.

Jello Biafra está entre los grandes nombres de la música, por haber capitaneado durante una década a una de las bandas más transgresoras  del punk en USA, The Dead Kennedys, y por una trayectoria posterior inmaculada tanto con sus discos en solitario como en sus espectáculos de spoken word.
La gente lo entendió de esta manera y por eso llenó hasta los topes la estupenda Sala Jimmy Jazz de la capital alavesa y disfrutó con un cartel que dejaba poco lugar para las sutilezas y atacaba directamente a las pelotas de todos los presentes.



Lamentablemente la combinación de ser un día laboral, inicio de un puente vacacional y que callera durante el trayecto a Gasteiz algo parecido a un nuevo diluvio universal no me permitió llegar a tiempo de ver a la primera banda que abría el cartel, Estricalla, y entré en la sala cuando Hard Ons habían empezado a descargar su arsenal de riffs e intensidad. No sé que les están dando de comer en los últimos años a los australianos pero nos están regalando una cantidad de bandas de grandísima calidad para nuestro disfrute (recordemos que en unos días están de gira por España sus compatriotas Tracer y Electric Mary) pero la descarga de Hard Ons en directo fue brutal. Peter Black parece recuperado de la paliza que recibió en un atraco y casi se le lleva por delante y su nuevo batería Murray Ruse se ha adaptado al puesto con rapidez y la máquina vuelve a funcionar a pleno rendimiento. Hard Ons son auténticamente hipnóticos, una vez que fijas los ojos en ellos es difícil no dejarse llevar, navegaron entre el punk más básico y radical hacia ramalazos hardcorianos y desgarros cercanos al death y sus temas, algunos de poco más de un minuto de duración se clavaban a fuego y despegaban los pies de los que estaban en las primeras filas.



Los tres sin camisetas y mostrando tatuajes empezaron pidiendo al técnico de luces más intensidad para vernos las caras y desde la inicial Cigarretts, la ramoniana Just Being With You, la visceral y repetitiva Two Laps In Serbia a la final y mas power punk Sit Besides You no pararon de agitar cabezas y revolcarse por el suelo. Una sala es el mejor sitio para verles y disfrutarles y me encantaría encontrarles en un lugar con un cuerpo a cuerpo más cercano.

Ver a Jello Biafra en 2012 no difiere en demasía, en lo referente a lo que hay sobre el escenario, a verle hace un par de décadas ya que probablemente sea uno de los individuos más íntegros del negocio. Es cierto que está más mayor y ha ganado peso pero en lo musical e intelectual es el mismo. Se cobijó en una banda excepcional, The Guantanamo School Of Medicine, una pena que los compromisos con Faith No More de Billy Gould no le hayan dejado acompañarle, para repasar sus discos en solitario, incluido su nuevo trabajo Enhaced Methods Of Questioning, más furioso que su predecesor, y sobre todo el sobresaliente The Audacity Of Hipe con perlas como la inicial Brown Lipstick Parade, más cercana al hardcore, Road Rage, mucho más dura y cortante,  New Feudalism o Barackstar O´Bummer (creo que está claro a quién va dedicada) explicando entre tema y tema en un castellano más que comprensible y ayudado de una libreta con el sugerente título de "libro de español para torpes" la temática de sus canciones y su planteamiento político, radicalmente enfrentado a la administración Obama (él es miembro activo del green party americano) y con su catálogo infinito de muecas, movimientos espasmódicos y representación teatral de las canciones.

A pesar de que ha manifestado en muchas ocasiones que quiere centrarse en su carrera en solitario era imposible que no tocara algunas de las canciones de los Dead Kennedys y que estas fueran las más jaleadas y por eso cuando sonaron California Uber Alles, Chemical Warfare, Nazi Punks Fuck Off o Holiday In Cambodia los pogos se endurecieron y empezó a volar gente sobre nuestras cabezas.
Fue una noche de mucho sudor y llena de energía donde el propietario de Alternative Tentacles y ex candidato a la alcaldía de San Francisco dejó claro que por mucho éxito que tengan sus sesiones de spoken word lo suyo es la música y más si tiene una banda de esta calidad. Encontrarse con un personaje de esta enjundia no es habitual y disfrutar en un solo día de dos de las bandas claves del género (el día siguiente me esperaban los nuevos Dictators de Manitoba) es un regreso al 79 para todos aquellos a los que la revolución punk nos pilló en pañales y bastante lejos.

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