La edición del Sonisphere 2011 se ha cerrado con un apoteósico éxito de participación, más de 70.000 asistentes, y una satisfacción general aunque con matices, entre todos los que después de pasar generosamente por taquilla compartieron dos días de música y alguna que otra penalidad. No he estado en ninguna de las ediciones anteriores, por lo que no puedo ofrecer una opinión comparativa de las mejoras que la organización proclamó pero si que puedo hablar de algunos aspectos del festival.
El recinto aglutinó la mayor parte de las quejas de todos los presentes, un solar ubicado en un polígono industrial a las afueras de Getafe que al no encontrarse asfaltado se convertía en un auténtico mar de polvo cuando los asistentes se movían (entre uno y otro concierto o cuando la gente se ponía “efusiva”).
En esta ocasión se había cubierto una parte del frontal del escenario principal con un césped artificial que mitigaba este efecto pero desgraciadamente al no estar asfaltado en su totalidad la nube de arena convirtió por unos momentos el recinto en un lugar irrespirable en el que mucha gente optó por llevar puestas mascarillas para hacer la tormenta de arena más llevadera.
Este fue el principal handicap con el que tuvo que lidiar la organización ya que las habituales quejas sobre los precios de la barra y la dificultad de conseguir una bebida en un tiempo razonable (sobre todo entre actuación y actuación) aunque se pueden mejorar es complicado poder solucionar ya que no hay posibilidad de poder contentar a 40.000 personas al mismo tiempo. En mi opinión sobre este tema me parece repugnante el precio del botellín de agua mineral que se cobra a la gente, sin tener la consideración de que, sobre todo con el polvo que había, era una necesidad y no un lujo.
A pesar de haber un solo escenario los cambios se realizaron con celeridad y las esperas fueron soportables, no soy muy partidario de los dobles escenarios ya que necesito un tiempo para digerir los conciertos, y que los mismos acabaran tan tarde, comprensible con las altísimas temperaturas que se registraron el fin de semana, fue en detrimento de las bandas que cerraban cartel (The Darkness el viernes y Lacuna Coil el sábado) que tuvieron mucho menos público del que su reputación les hubiera proporcionado.
El horario de trabajo del viernes y haber visto hace poco a Angelus Apátrida y Sober, con Slash tenía cita dos días después en Baracaldo, hizo que decantara por el plato fuerte de la programación. Los conciertos del sábado noche.
No hice mucho por llegar a tiempo de ver a Dream Theater y el acceso al recinto (aparcamiento, pulsera…) terminaron el trabajo. Mi única experiencia con ellos fue una edición del Kobetasonik en la que me dejaron frío y por lo que comenté con alguno de los que vio su recital del sábado la cosa no fue a mejor. Creo que su estilo está enfocado a un tipo de público muy concreto que se diluye en los grandes festivales y no llega a conectar con la mayoría. Nadie pone en duda su maestría con los instrumentos ni la calidad de sus composiciones pero 40.000 seguidores de Maiden son demasiado para ellos.
He visto a Iron Maiden en directo en múltiples ocasiones desde la gira de Fear Of The Dark y puedo asegurar que la doncella solo ofrece dos tipos de conciertos, los buenos y los sublimes y el de Sonisphere, sin ninguna duda, fue de los primeros.
Y esto no está ocasionado por la elección del repertorio, repleto de múltiples temas de sus obras más recientes, desde Brave New World hasta el más actual The Final Frontier, que se llevó cinco canciones del repertorio y mucho minutaje, en una apuesta firme de la banda de Steve Harris en demostrar que siguen vivos y con capacidad de componer grandes temas nuevos en esta etapa “progresiva”. Maiden tienen tantas canciones simbólicas que cada presente realizaría un set lists diferente al resto y aún así echaría de menos algún tema o podría estigmatizar que apostaran o desdeñaran una época concreta.
El repertorio había sido suficientemente adelantado y dejó a los múltiples medios oficiales, y a todos los oficiosos, desgranar cada gesto, canción o gesto de los protagonistas, pero mi resumen es que el estado de forma es muy superior a muchos de sus compañeros de generación y que individualmente, y como conjunto, tienen una interpretación sublime, pero….¿que pasó en el Sonisphere para no llegar a los sublime?. A mi entender que la profesionalidad superó a la pasión y que aunque el sonido fue, al menos en el lugar en el que yo me encontraba, excepcional (después de las tres primeras canciones que sonaron excesivamente bajos) no consiguieron que el argumentario del orden de las canciones mantuviera en estado pleno de excitación a todos los presentes, que eso sí, rindieron una pleitesía a Iron Maiden (venga no nos engañemos, por mucho Sonisphere que fuera el 90% de los allí presentes habían ido el sábado a ver un concierto de los Maiden) reservada únicamente a iconos tan absolutos de la música como los Stones o AC/DC (aquí no incluyo a los mediáticos Metallica ya que estos han sufrido una cantidad de varapalos por sus cambios de estilos de los que los citados se han librado una y otra vez).
Tras el arranque inicial recrearon el éxtasis acudiendo a un clásico, 2 Minutes To Midnight, y repitieron nuevamente la fórmula con The Trooper casaca roja incluida, mientras alternaban composiciones nuevas que enganchaban a todos, sobre todo The Wicker Man y The Talisman, con otras cuya duración y desarrollo instrumental estuvieron a punto de rozar estructuras algo más tediosas (por lo complejas que no por lo emocional) como en Coming Home.
Pero de la misma manera que la noche hizo su presencia en la segunda parte del concierto (jamás pensé que vería tocar a Maiden con luz de día con el consecuente desaprovechamiento de un juego de luces espectacular) también lo hicieron los clásicos y estos momentos tan álgidos y populares, con los imprescindibles Fear Of The Dark, The Number Of The Best, Hallowed By The Name (aquí Dickinson demostró que su estado vocal sigue siendo sobresaliente) o Running Free, supusieron que de un plumazo los asistentes olvidaran si en algún momento del concierto la libido musical se les había desplomado.
Si alguien veía por primera vez a Iron Maiden probablemente pensará haber contemplado a una de las mejores bandas de rock de la historia (que los son) los que tenemos recuerdos presentes de nuestros años más mozos (con lo que de subjetividad esto supone) disfrutamos como locos y comentamos con nuestros colegas de correrías aquella vez que en Anoeta pusieron el mundo a sus pies.
Después de la excitación que supuso ver a la banda de Steve Harris la gente estaba predispuesta para Twisted Sister y los de Nueva York aprovecharon la ocasión de la mano de un frontman que se comió el gran escenario hasta hacerlo pequeño. Un repertorio bien elegido donde no faltaron sus éxitos y la actitud adecuada de los músicos hicieron el resto. The Kids Are Back, Stay Hungry, We´re Not Gonna Take It (que finalizaron interpretando en su “versión castiza” de “huevos con aceite”) o I Wanna Rock fueron el caldo de cultivo para una hora de rock que los coronó como uno de los vencedores del Sonisphere. El que no se prodiguen en directo, con lo que el factor sorpresa es mayor, el momento en el que salieron a tocar y la entrega de su show jugaron a su favor, y cuando se trata de una banda tan veterana es difícil que no se aprovechen de estas cartas.
En cuanto a Uriah Heep, la última banda que vi, no figura entre los grupos que pasan por mi cd habitualmente y me sorprendió la calidad y el estado de forma de Bernie Shaw a la voz y sobre todo una base rítmica como pocas que yo haya visto en directo, tanto por el bajo de Trevor Bolder como sobre todo Russel Gilbroock a la batería, una mala bestia tras su kit que aunó pegada con virtuosismo. Dejaron claro que no hace falta el exhibicionismo de bandas como Dream Theater para dejar con la boca abierta a la audiencia.
¿Podrá el Sonisphere 2012 superar la asistencia de esta edición?. Lo tienen complicado los organizadores y a no ser que echen mano de gente como Metallica, KISS o AC/DC van a tener que realizar un esfuerzo para “balancear” el nivel general del cartel. Habrá que esperar y ver si los problemas de polvo, waters sucios y colas para las barras se mitigan
Por Fran Cea (beerbeer)
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Rocklive.es
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martes, agosto 16, 2011
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