Los británicos The Brew no se cansan de girar de manera permanente por nuestro país recibiendo por parte de espectadores y crítica constantes muestras de admiración y pleitesía, indudablemente merecida, y haciendo justicia a la reputación como una banda de directo incansable y arrollador. A todos estos epítetos que tan profusamente les están dedicando yo solo puedo añadir una más, el de adictivos, y es que a pesar de haberlos visto el año anterior en su concierto en Burgos, haber disfrutado de la reseña que escribió Larrypas de su paso por Bilbao y haber caído de nuevo en sus garras apenas 10 días antes en su cita de Valladolid, no dudé un instante en desplazarme a León para poder revivir los momentos de excitación que acompañan a cada nuevo concierto de este trío.
Y es que aunque todas las fechas guarden un mismo hilo conductor que quienes ya han presenciado uno de sus shows reconocen, el solo de batería o la exhibición de Jason Barwick con su Gibson y su arco de violín, también es verdad que en este tour hemos podido comprobar como se gesta su nuevo obra en estudio, que se grabará en fechas próximas y que presentarán de nuevo en nuestro país el próximo Octubre, y que están desarrollando sobre los escenarios en base a nuevos temas sobre los que tejen desarrollos instrumentales variados y novedosos.
Y eso que la fecha de Leon se encontraba posicionada en la parte final de un agotador tour por España, 17 conciertos en total, algo que se reflejaba en los rostros de agotamiento de la banda y en la inicial Every Gig Has A Neighbour, que sonó algo ralentizada y forzada. Pero la maquinaria no tardó en engrasarse y solo fueron necesarias un par de temas para que Change In The Air, alargada sobre un electrizante solo de guitarra, A Million Dead Stars (con la que acabaron la primera parte del set list) o una hipnótica Kam, pusieran las cosas en su sitio y nos mostraran a una banda forjada a golpe de concierto y carretera y a la que los casi 200 shows anuales a lo largo de toda Europa les están convirtiendo en un púgil sabio y certero que noquea a sus inocentes espectadores con despiadada pulcritud.
Porque el adjetivo de adictivos que he empleado antes no es gratuito. Carecer de set list prefijado y su afán de mantenerse frescos sobre las tablas les lleva a confeccionar en cada fecha un acontecimiento único. Si en Valladolid fue la energía la nota predominante en León se sustituyó por la intensidad, algo que el coqueto recinto y una audiencia pegada literalmente al escenario propiciaba y que nos dejó una impresionante jam session, en la parte central del show, en la que los músicos se dejaron arrastrar por los vientos que cruzan la costa oeste americana y se acercaron musicalmente al legado de bandas como Grateful Dead en un ejercicio de sonidos ácidos y chorus etéreos, en una faceta novedosa para muchos de los que nos preciamos de seguir a la banda.
Por lo demás nada nuevo bajo el sol. Jason Barwick atacando su Stratocaster con fiereza en una maraña de saltos acrobático sobre el pequeño escenario, gestos y riffs herederos de la mejor tradición británica (Page, Townshend, Clapton., Beck…) tan enormemente excesivo en sus ademanes como los críticos que se agarran a este aspecto para buscar un solo matiz sobre el que poner un pero (volvió una vez más a clavar, y no sólo técnicamente su versión de Hendrix), Kurtis Smith en la batería como una mezcla del sonido profundo de Bonham y el groove de un baterista más jazzero (me sigue pareciendo largo su solo de batería aunque la duración total de los show, por encima de las dos horas, precisan de un momento de relax para el resto de integrantes) y Tim Smith con el bajo realizando una labor más desapercibida pero siendo la pieza sensata que mantiene encauzada la energía joven del resto.
La incógnita se revela sobre cual será el futuro de la formación y si el enorme esfuerzo que están realizando les pasará factura. Hay que tener en cuenta que han decidido labrarse un nombre utilizando como medio de promoción el boca a boca de los seguidores del género (algo que están consiguiendo, ya que cada nuevo tour supone un número mayor de espectadores y recintos más grandes) pero también es verdad que el ritmo de giras, espectáculos y promoción es realmente agotador.
También tienen que pasar la reválida de conseguir un disco de estudio que les haga justicia a lo que sobre las tablas plasmas y que a pesar de la buena producción de obras como The Joker o A Million Dead Stars no han acabado de conseguir. Pero sin duda si perseveran en el intento y tienen un pequeño golpe de suerte estamos ante una de las próximas grandes bandas del género. Su amor a la tradición británica de los 60 y 70 y su valor por abrir sus influencias a bandas contemporáneas (a través de sus canciones se dejan filtrar desde Wolfomother a Kula Shaker) son las bazas necesarias. De momento lo que no nos quita nadie es la posibilidad de disfrutar de un auténtico concierto de genuino rock en una época de sucedáneos musicales, y además con la posibilidad de repetir cada año. Mal harías si les dejas escapar en la próxima ocasión
by beerbeer
Quería desde aquí agradecer la colaboración y profesionalidad de Alfonso Cito, manager de The Brew en España. Gracias compañero.
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
Para el que no se haya decidido todavía a ir a verlos, un pequeño ejemplo:
http://www.youtube.com/watch?v=KIuC4kNrW1Y&NR=1
Un saludo. ANSELM E.