Texto y fotos: Lorenzo Pascual (web)

Y el sábado 3 de junio volvimos a Sondika. El BBK Music Legends Festival celebraba su segunda y última jornada. Y sí, otra vez pasada por agua hasta la mitad de la jornada aproximadamente. Llegamos pronto y comimos allí porque quería ver a todas las bandas, con especial interés en la nueva propuesta de Imelda May (que ya aviso, no me gustó), los siempre solventes Steepwater Band, el Wyoming, y para ver si, por una vez, el desfase guitarrero de Gov’t Mule me llegaba de alguna manera (y vuelvo a avisar, tampoco).

Pues eso, a las dos y pico de la tarde ya estábamos allí para dar cuenta de los bocatas y para degustar el rockanroll primario de los Mud Candies, una banda a la que, tras una escucha en Spotify, tenía ganas de ver. Y la verdad es que no defraudaron. Su propuesta cuasi naif de rock bailable, ritmos trotones trufados de county y desparpajo en las formas derrotó a las inclemencias del tiempo e hizo bailar al respetable. Estuvo bien.


Bajo una lluvia considerable el Gran Wyoming y Los Insolventes tomaron el escenario (zona vip según ellos que no se mojaban) y dieron inicio a un show en el que fusilaron temas reconocibles por todos con solvencia y calidad. Fue un concierto divertido en el que mejoraron incluso algunos temas (el 'Bailaré sobre tu tumba' de los últimos Siniestro por ejemplo), elogiaron a Zappa (“el puto amo” con su ‘San Bernardino’) y se llevaron de calle a las chicas que le gritaron guapo al Wyoming y le sacaban fotos por doquier. El poso verbenero no se disipaba pero es verdad que la calidad de las interpretaciones lo mitigaba casi por completo. Si a todo le añades los comentarios acerados del Wyoming y los vaciles (como cuando se le rompió una cuerda y apuntó que Los Insolventes eran el resto de la banda, que a él se le rompía una cuerda y sacaba una guitarra nueva) pues te sale un espectáculo altamente disfrutable. Destacar la versión del ‘Soy Así’ de Los Salvajes y el final con ‘Maneras De Vivir’ de los sin par Leño.



Cuando Steepwater Band saltaron a la palestra ya caía el diluvio universal. Tuvieron que hacer de tripas corazón y se cascaron un concierto con tintes sudistas, recio a las guitarras y con aire festivalero. Allí no se libraron del agua ni los oficiantes, que arrancaron con ‘Silver Lining’ y atacaron piezas de su última rodaja digital, ‘Shake Your Faith’. Eric Saylors y Jeff Massey sacaron chispas a sus guitarras en ‘Mama Got To Rumble’, la sección rítmica sostenía el cotarro y para el final se dejaron una versión ‘Jumpin’ Jack Flash’ de los Rolling que puso el fin de fiesta.

Salió Imelda May y la lluvia fue a menos y al final paró. ¿Una señal? Pues no lo tengo claro ya que Imelda ha optado por un cambio de estilo (look incluido, aunque éste ya lo vimos en el Azkena Rock Festival del año pasado) que a muchos ha encantado pero que a mi no me acaba de convencer. Quizás la costumbre de tenerla como mascarón de proa del rockabilly más primitivo, del rockanroll más primigenio, ha hecho que su nueva propuesta me resulte deslavazada. El concierto; pues no puedo decir que fuera malo; el grupo estupendo, el sonido sin tacha y ella derrochando ganas y voz. Pero las canciones, ¡¡ay las canciones!! No me llegaron en ningún momento. Presentaba nuevo disco claro, “Life, Love, Flesh, Blood”. Y por Sondika se paseó el soul intimista de ‘Call Me’, sonidos demasiado mainstream (‘Should’ve Been You’) y revisiones de temas de sus inicios  que me resultaron descafeinadas, como sin ganas (‘Johnny Got A Boom Boom’). Me alegraría que su apuesta le suponga un mayor número de seguidores, pero yo me quedo la Imelda de sus tres primeros discos.


Tras Imelda llegaban los desconocidos para mi Alpha Blondy & The Solar System. Yo con el reggae no voy más allá de Bob Marley, Gregory Isaacs y Jimmy Cliff. Así que asistí con curiosidad a un show que nos entretuvo. Con una banda de diez miembros (no creo que se me escape ninguno) Alpha Blondy le dio al reggae más comercial, con arreglos fuera de los cánones del estilo, como esos solos de guitarra que sonaron casi heavies. Y para mi sorpresa no eran pocos los que se sabían las canciones. Así, entre soflamas en contra de la guerra y apología del Islám más pacífico se nos fue un concierto  que cumplió su objetivo, divertir. La verdad es que entre eso y los “putos sevillanos” (no es ofensivo; ellos mismos lo dijeron) que nos avisaron de que Paquirrín también le daba al reggae y sabía tocar el saxo, aquello fue un no parar de reir. Y es que el saxo era clavado al hijísimo de la Panto.


Para el final y como cabeza de cartel estaban Gov’t Mule. Y no sé lo que me pasa con esta banda que nunca me acaba de convencer. Me agotan los arabescos a la guitarra, lo siento. Y mira que lo tienen todo; un guitarrista excepcional, una banda conjuntada y lista como pocas para la improvisación y un directo duro como el pedernal. Pero ¡¡ay amigo!! Como dice A. fallan otra vez las canciones; no hay ninguna que me arrastre a su marea, que me permita integrarme en su submundo guitarril. Y mira que le dan al blues más recio, pero no consigo conectar. Así que, aunque me propuse aguantar al pie del cañón, al cabo de una hora hice mutis por el foro y acabé con el BBK Music Legends 2017.


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