Me resulta curioso que una y otra vez los tours europeos de The White Buffalo se queden sin pasar por España.
Sucedió en año anterior cuando aún presentaba Shadows, Greys & Evil Ways, con la excepción de un pequeño set en el Azkena Rock donde quedó relegado al escenario pequeño, en horario diurno y con la competencia directa de D Generation (programados a la misma hora por esa extraña manía que tienen los organizadores de este festival de contraprogramarse a sí mismos). Y en este 2016, después de editar el sobresaliente Love And The Death Of Damnation, y cuando aún el rebufo de sus canciones en la serie Sons Of Anarchy resuena en las cabezas de unos seguidores fieles hasta el esperpento, el resultado ha sido el mismo.
Afortunadamente, como he dicho en otras ocasiones, las líneas aéreas low cost han hecho por la "democratización musical" más de lo que el sufragio universal ha conseguido por la "política", y con el simple desembolso de unos pocos euros, empleados con la anticipación conveniente, me planté en su cierre de gira por nuestro continente. La cita era en la localidad italiana de Brescia y la etiqueta el "Arena Sónica Festival 2016", un festi con dieciséis años a cuestas y que se sigue ofreciendo de manera gratuita. Un buen escenario, sitio suficiente para acoger cerca de 1.000 personas (y que estaba completamente lleno), gradas para sentarse si así lo consideras oportuno, oferta gastronómica y lúdica suficiente, y un buen sonido (las luces fotográficamente acompañaban menos) que conformaban en conjunto un enclave perfecto.
No fue posible entrevistar a el protagonista, a pesar de estar acordado previamente. Pero es que Jake Smith, a pesar del tirón mediático y de ventas que está sufriendo en la actualidad, sigue haciendo las cosas de manera muy sencilla. Viaja sin road manager propio, sin chofer ni roadies y en una furgoneta de tamaño pequeño pero con espacio suficiente para los tres músicos que conforman la banda de directo y, en este caso, con su hijo pequeño.
Tras dos bandas locales que apenas importunaron (25 minutos de show por banda y cambio de escenario en tiempo record) saltó a escena The White Buffalo. El cantante con los pies desnudos y los tres protagonistas, batería incluido, ocupando la parte frontal del escenario a la misma altura, dejando claro que el protagonismo es compartido aunque las miradas se van de inmediato a la figura enorme y bonachona del vocalista.
Sin presentaciones de por medio arrancan con Dark Days y la sencillez de sus canciones toma el protagonismo absoluto de la noche, percibiendo claramente que estamos delante de unos de los "songwritters" del folk más personales de las últimas décadas, reuniendo "autenticidad" y "comercialidad" (putas palabras) en dosis suficientes para que el resultado no pierda valor ni se automargine. Jake golpea su acústica con fiereza (ni rastro de eléctricas en toda la velada) y se mueve con violencia hacia el micro, mientras en sus compañeros contrasta la melodía sutil de Christopher Hoffee al bajo y la pegada descomunal de Matt Lynott a los parches, que por momentos parece va a acabar desmontando a golpes.
Durante cien minutos el músico repasó su discografía, cuatro discos y un buen puñado de eps, de manera proporcionada y generosa. Contentando por igual a sus fans más acérrimos, que disfrutamos con las menos comunes, como la campestre Every Night, Every day (cara B de un de sus eps) y Into The Sun, o a los que se agarraron a él gracias a esa gema llamada Once Upon A Time In The West y que gozaron con la frenética The Pilot, BB Guns And Dirt Bikes (con la que acabó la primera parte del set) o How The West Was Won como final de show con todos los presentes bailando.
De sus dos últimos trabajos. Tan diferentes entre sí, toco media docena de canciones por disco. Del Shadows, Greys & Evil Ways sonaron entre otras When I´m Gone, algo ralentizada sobre su versión enlatada, el ritmo rápido y dylaniano de Joey White o Joe And Jolene, en claro up tempo y con mini solo de batería incluido, que acompañaron los presentes con las palmas. Pero quizás fueron los temas de su reciente disco los que mejor acogida tuvieron. El ritmo fronterizo de Chico nos dejó apreciar los matices de su voz, Home Is In Your Arms emocionó y Go The Distance atrapó con su sencillez, pero todo quedó minimizado ante la interpretación enorme de I Got You, auténtico highlight de la noche y que aunque no contó con la ayuda de Audra Mae (con quien la interpreta en el cd) conmovió hasta la lágrima y creó un silencio absoluto que nadie se atrevió a romper. Ni siquiera la esperada y televisiva Come Join The Murder (con la que finaliza la serie motera) fue capaz de superar la magia. Un repertorio redondo y un concierto sobresaliente que se quedó, personalmente, a punto de lo glorioso si no nos hubiera privado de Wish It Was True a pesar de que quien escribe se dejara la voz pidiéndola.
Un concierto honesto y reconvertido a pequeño formato a pesar de del numeroso público al frente. Al fin y al cabo Jake Smith tan solo es un cantautor folk intentando evitar que el éxito pasajero no le acabe de atropellar y poder mantener una carrera coherente y larga. Para mí esa es una de sus mejores bazas, que siga así.
Fotos y Texto: Fran Cea.
Publicado por
Rocklive.es
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lunes, agosto 08, 2016
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12 songs from that wonderful night https://www.youtube.com/playlist?list=PLQPFem81xes3In2scIeAZ0QC-rtcxxPG_