Texto y fotos: Lorenzo Pascual

Volvía la gran Nikki Hill a pisar las tablas del escenario del Kafe Antzokia bilbaíno un año después de su anterior aparición. Implicada en su estilo, aportó altas dosis de soul meloso, ritmanblus espasmódico, blues canónico y gotas del hard que nos gusta con las guitarras restallando. Presentaba además nueva galleta digital, “Heavy Hearts, Hard Fists” que mantiene la pegada del precedente y gana suntuosidad meciéndose en el soul.


No presentaba la sala un aspecto muy rumboso a poco de empezar el show, pero fue aparecer Nikki y por arte de magia el Antzokia se llenó de gente variopinta que disfrutó gustosa de un show mejorado por la experiencia. Se vio a Nikki Hill más segura, a la base rítmica percutiendo retraída pero eficaz (momento de gloria para el bajista, que celebraba su cumpleaños con tartita traída por la diva y todo) y Matt Hill desparramando espléndido en el punteo y haciendo el rasca rasca que nos gusta.

Hora y media más o menos de experiencia gozosa en la que hubo de todo. Gemas soul, ritmanblues arcano y rockanroll espídico. Puntuales principiaron con “I’ve Got A Man” y “Ask Yourself” que descollaron en el riff. A partir de ahí el concierto siempre fue a más unas veces vía versiones flamígeras de sus mayores y otras a lomos de temas propios que enriqueció sinuosa y sensual palmas al cielo. Empezaron a sonar temas de su último disco, que ella misma presentaba. Caliente la voz, “Struttin’” sonó cazallera, “Nothing With You” melismática y con el “Trouble” de Elvis se salió de la tabla con un solo demoledor de Matt Hill a la slide. De ahí al final más y mejor. En  “Heavy Hearts, Hard Fists” se gustó, destiló blues vía Chicago y nos tumbó en la lona con versiones retumbantes. Por allí se paseó Little Richards en un “Keep A Knockin’” que bordó Nikki en el plano vocal (A. dijo que le recordó al propio rugido de Richards); el “Rocker” acedeciano es de los que gustan a la parroquia y quizás el menos deslumbrante fue “Twistin’ The Night Away” (creo que en el bis) al que si hubiera puesto la garra en el arreglo de los otros hubiera sido la pera.

Si, como parece, la Hill mejora con los años ya estamos descontando días para su próxima visita a la capital del mundo. Rock on!

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