Texto: Jorge Escobedo
Fotos: Lorenzo Pascual

El “rock and soul” o “raw soul” como ustedes quieran llamarlo, está de moda. The Buttshakers lo hicieron patente en su visita al Kafe Antzokia de Bilbao el pasado día 26 de noviembre, en una de las dos fechas que el grupo francés (si, francés, aunque parezcan nacidos en la mismísima New Orleans) tenían en nuestro país, dentro de su actual tour europeo.

Este tipo de sonido goza de un ferviente populismo gracias a gente como Nikki Hill, Lisa and the Lips, Sharon Jones, Charles Bradley y un largo etc. Pero sin duda Ciara Thompson y sus compinches han sido uno de los que más me han sorprendido en los últimos tiempos. Su último y maravilloso disco “Night Shift”, el cual nos venían a presentar, es un auténtico pelotazo dentro de la materia. Disco cargado de soul rabioso, sudoroso, húmedo. De garaje rock mezclado con funky. Pincharlo y no parar de moverse durante todo el tiempo que la aguja se desliza por los surcos del vinilo. Ese es el secreto de esta banda. Energía a raudales. Y si esto lo llevamos al directo, pues para qué contarte.

Parece mentira que después de tantos años y tantos conciertos, era mi primera visita a la sala de arriba del Antzoki (las anteriores veces siempre algo me lo había truncado) y la primera impresión fue genial. Una sala pequeña donde la música se vive de manera diferente. En familia.


Tras casi cuarenta minutos de retraso (el concierto estaba programado para las 20:00), Ciara y los suyos (batería, guitarra, bajo, saxo y trombón) tomaron las tablas y se encargaron de decirnos que la duración sería de 60 minutos (por exigencias del guión, ya que había después otro concierto en la parte de abajo) y express, con una marcha más de lo normal. Y vaya que si lo fue. Desde la inicial “Chains” con esos metales que la hacen puramente soul 70s, hasta su final. En “Satisfied” y “I wanna You” emana el James Brown más funky, para más tarde dar lugar al soul sureño más sensual de “I wait”, todo ello cargado de la emocionante garganta de una Ciara preciosa enfundada en un traje de lentejuelas.

Pasaron por el rock and roll de “Slippin´and Sliddin´" de Little Richard (esta siempre fue mi canción favorita de “la reina”) hasta llegar al R&B de “Tell The Truth” y al rock rabioso de guitarras electrizantes de “Night Shift”. Antes de acabar Ciara se embarcó en emociones góspel, para luego emular a la gran Etta James y poner punto final a un concierto frenético en el que mis pies, cabeza, caderas, brazos (y los de los allí presentes) no pudieron más que dejarse llevar y disfrutar.

Esperemos que a futuro no pierdan esta inocencia, esta garra y tan buen hacer de una música que cada día que pasa nos da tantas alegrías. Un placer chicos y nos vemos en la próxima. 

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