Texto: Jorge Escobedo
Fotos: www.bapkennedy.com
Cuando la sencillez y la orfebrería pura se dan la mano. Eso es lo que pudimos sentir los asistentes (pocos) al concierto de la sala BBK el pasado domingo viendo al norirlandés Bap Kennedy dentro del ciclo Musiketan. Bap lleva en esto de la música muchos años, desde el ya lejano 1990 cuando saltó a escena con su grupo Energy Orchard, con el cual grabó cuatro álbumes de estudio y un doble directo. Tras disolverse la banda en 1996, su gran amigo Steve Earle, lo recluta y se lo lleva a Nashville para grabar su gran obra maestra, Domestic Blues. Y a partir de ahí, más discos, más composiciones maravillosas… pero nunca consiguiendo el éxito que se merece.
Bap es una de esas personas que ama lo que hace. Vive por y para la música, su trabajo, su pasión. Como ese pequeño artesano, que sabiendo que nunca se le reconocerá, no duda en dar lo mejor de sí, para satisfacer a su pequeño público ofreciendo el mejor de sus trabajos. Este es Bap Kennedy.
Bap viene acompañado de su esposa al bajo y de su gran amigo Paul McCallister a la guitarra. Mención aparte merece este señor, a veces incluso llegando a eclipsar al maestro de ceremonias, gracias a unos dedos vertiginosos, que dibujaban paisajes sonoros de una belleza extrema y se fundían con el silencio para agarrarte el corazón. Otro artesano más.
Así con todo, pudimos disfrutar de versiones como "Ramblin´ Man" de Hank Williams, del cual se refirió como su songwriter favorito y una "Madame George" del inmenso Van Morrison que hizo las delicias del respetable. Pero lo realmente importante son sus composiciones. Canciones que le pueden tratar de tú a tú a cualquier composición de gente como el propio Steve Earle, Elliott Murphy o quienquiera que se le ponga por delante. Y lo demuestra en temas como la sutil y bella "Jimmy Sánchez", de su disco The Sailor´s Revenge o en la alegre tonada con tintes a New Orleans, "Heart of Trouble". Se pone romanticón en "Moonlight Kiss", acaricia el blues en "Domestic Blues" y cabalga por llanuras americanas en "Cold War Country Blues". En "Under My Wings" nos recuerda al mejor Nick Love. Le acompañamos en los coros en la belleza pop de "Radio Waves". Y cierra el concierto con un "Hey Joe" más cercano a Willy Deville que al mencionado Jimi Hendrix al comenzar la canción. Pero si hay un momento mágicamente emotivo en la velada, ese es la interpretación soberbia de "Howl On", con un Bap Kennedy inspirado, susurrando al viento, mimetizándose con el silencio. Preciosa.
Bap, tú sigue a lo tuyo. Estamos contigo.
Gracias por vuestra crónica sobre este concierto.
Un saludo desde la Sala BBK.
Gracias a vosotros. Seguid con esa programación...