Por Fran Cea

Si tuviera que definir en una sola frase el concierto que Joe Henry ofreció en el Escenario Santander para algo más de un centenar de espectadores, cómodamente sentados, sería algo así como “sobriedad de emoción no contenida” y es que este músico soberbio, productor de relumbrón de artistas desde Elvis Costello a Ani Di Franco pasando por Bonnie Rait. Bettie LaVette o Billie Bragg, ganador de un premio grammy, cuñado de Madonna, reputado autor de música para películas y poseedor de una vasta discografía, de la que su nuevo  trabajo Invisible Hour hace el número 13, fue un viaje emocionante y emocional a través de la música folk americana que se aproximaba al jazz, el R&B , el blues o el consabido “americana” a voluntad del protagonista.

Elegantemente vestido con traje negro y con la única compañía de dos guitarras, un piano de cola y su veinteañero hijo Levon apareciendo y desapareciendo de la escena armado con un saxo y un clarinete, ofreció un concierto intenso, con canciones capaces de sujetarse por si mismas a pesar de la sencillez del formato y donde su voz sonó rica y llena de matices. Arrancó el repertorio enlazando Odetta y Hammer, con el protagonista solo en el escenario y enseguida se dirigió serio a nosotros, y sin aspavientos nos inquirió a preguntar lo que quisiéramos, “no puede haber secretos entre nosotros esta noche”, nos advirtió, y el saxo iluminó Grave Angels.

Sonó con fuerza el tema título (Invisible Hour)  y las afinaciones alternativas de la guitarra ofrecían texturas atractivas en Swayed, pero fue Man I Keep Hid con su ritmo Honky Tonk el que consiguió arrancar tímidas palmas en el respetable antes de que Joe se sentara al piano por primera vez e interpretara Fall Me la cual y aunque nos contó que la había grabado Bonnie Rait a mi me sonó más cercana a Billy Joel.



El toque más jazzy llegó con Monkey donde el ambiente de los años 50 invadió el recinto y en Lead Me On, de nuevo solo con su guitarra, evocó al Dylan más pretérito. El minimalismo musical de After The War nos dejó su interpretación vocal más destacada (literalmente se salió) y la vuelta al piano de God Only Knows adelantó la última pieza del repertorio, la sobresaliente Plainspeak, seguro la mejor canción de su último trabajo, con la que nos contó que “venía de una tierra extraña y eso era algo que todo el mundo sabía”.

Pues puede que el lugar de origen de Joe Henry sea extraño, e incluso que no goce del prestigio popular de músicos coetáneos como John Hiatt o Jackson Browne, pero desde luego sus canciones y su directo puede mirar a la cara a cualquier de ellos aunque eso no se manifieste en la cantidad de público presente, pero fue un auténtico placer para paladares exquisitos su actuación en Santander. Esperemos que se repita.



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