Por Larrypas
Desde Chicago implosionó ayer en Bilbao (Kafe Antzokia) el terremoto sónico de Steepwater Band, en el marco de una gira por el estado de, nada más y nada menos, dieciocho fechas. Presentaban nuevo disco en directo, “Live & Humble” con la honestidad como bandera, sonidos rudos y nueva formación, un cuarteto dada la presencia de un nuevo guitarra que aportó lo suyo. Andaba uno con dudas sobre si acercarse o no, dado el estilo y las limitadas audiciones de sus temas, pero tras el bolo, qué digo bolo ¡¡¡BOLAZO!!!, caí rendido a sus pies, me compré el vinilo de su último disco, un ep y me fui corriendo, no queriendo caer en la gula vinílica o en el enjambre digital, que de todo había en el merchandising.

Y es que Jeff Massey (Gui), Eric Saylors (gui), Tod Bowers (bajo) y Joseph Winters (bat) epataron al respetable con un espectáculo rocoso, con toneladas de riffs, punteos estratosféricos y una gradación en los temas que hizo que se nos pasaran las casi dos horas muy rápido. Tras varios sold-outs, el Kafe Antzokia presentaba una media entrada larga y una caterva de fotógrafos muy concurrida, todos tras la pose, tras la mejor zanja desde la que inmortalizar un espectáculo que lo merecía.

Puntuales a la cita (bendita puntualidad, no me canso), saltaron a las tablas antzokianas sin parafernalia para, de buenas a primeras, soltarnos varios sopapos que a los iniciados no sorprendieron, pero que a quien esto escribe dejaron patidifuso. Las guitarras echaban humo, siempre en combustión, el bajo pergreñaba líneas de ritmo musculosas y el batería mantenía el tipo en un esfuerzo titánico. Sin alardes, cada uno defendiendo el metro cuadrado que le correspondía, atacaron soflamas blues henchidas de electricidad, rockanroles veloces (“All the way to nowhere”), medios tiempos sinuosos (“Burn my burden deep”) y temas que si en casa ya suenan macizos y contundentes, en directo se desparraman angulosos entre el respetable. Y buena culpa de todo ello la tiene el nuevo guitarrista (E. Saylors) que aporta empaque, vías nuevas para el desarrollo de Massey y un actitud exultante, plena de punteos feroces ¡¡Acojonante!!



La batidora Steepwater trituró blues pantanoso (el “Walking blues” de Robert Jonson), machacó vértebras con boogie de cadencia impetuosa que impelía al headbangin (“Back to the bottle”), nos acogotó con rockanroll de raíz (esupendo Massey al slide en “Revelation Sunday”) y alivió la tensión con country y steel guitar (“Hard as stone”). La cosa ya rulaba descontrolada y el grupo nos embistió cual locomotora sin frenos con temas que incidían en su última época (“Remember the taker”), vueltas a sus elepés primigenios y revisiones nada canónicas de los clásicos que les iluminan con especial hincapié en una “Boom boom” plena de fuzz, alargada con estilo en la que Massey descolló y que nos preparó para lo que se avecinaba. Y es que, tras retirarse, volvieron a la carga para un bis de los de antes, en el que encadenaron una esplendorosa “Cortez the killer” de tito Young y una versión del “Sugar mama” de Yank Rachel (una rara avis en el mundo del blues al ser la mandolina su instrumento principal) que devino en liturgia guitarrera.



No creo equivocarme si digo que ya tengo un miembro de la terna final que se encumbrará como lo mejor visto este año. Físicamente podrán mantener el tipo o no durante todas las fechas que les quedan, pero si pasan por vuestra ciudad, por si acaso, no os los perdáis. Rock on!



Artículos relacionados