Por Fran Cea
Confieso mi absoluto desconocimiento previo a este show de los holandeses Vanderbuyst y que fueron las notas de prensa de su agencia en España, los sorprendentes Kivents que están haciendo una labor espectacular con las bandas que traen por aquí, y un par de visionados en internet las que me animaron a levantar el culo del sofá un frío domingo por la tarde y conducir hasta la Sala Museo de Burgos para ver su concierto.
La velada se había diseñado con un triple cartel en el que participaban también los madrileños Nigromante y los locales Zente por lo que se aseguraba una tarde noche de diversión a la que el público no respondió de manera adecuada (luego se quejarán) y que en algún momento hizo pensar en desastre total. Los protagonistas Vanderbuyst no eran nuevos por estas tierras, estuvieron en 2011 teloneando a Saxon y el año pasado ya en solitario y después del vendaval disfrutado esta noche hay que decir que sus tres discos de estudio, todos cojonudos, no llegan a hacerles justicia a lo que transmiten sobre las tablas.
Son tres y sus influencias más evidentes son Thin Lizzy, su cantante Jochem Jonkman conserva sobre el escenario la misma pose que el gran Lynott y los primeros UFO pero no sé si es su insultante juventud o la adrenalina del directo, a pesar insisto de la baja entrada, pero por momentos consiguen una fiereza y agresividad que trae por la cabeza un imposible cruce entre el irlandés negro y el mismísimo Lemmy Kilsminster.
Desde el mismo momento que empezaron el show con la veloz Black And Blue, de su anterior trabajo In Dutch, los vatios, los movimientos de cabeza, las coreografías y los riffs endiablados de un impresionante Willem Verbuyst (no me explico cómo puede tocar con tanta limpieza y exactitud a la velocidad que se mueve) llenaron la sala y pusieron a bailar a todos los presentes.
No hacen baladas y tampoco prisioneros, lo demostraron enlazando su comienzo con KGB, una auténtica explosión de sonido y hedbanging, mientras apreciábamos que hay mucho detalle en la voz de Jochem y no solo agresividad. El punteo a toda velocidad y lleno de rever nos ponía a hacer air guitar y tras dos temas de su nuevo trabajo, Flying Dutchman con sonido mucho más clásico en su desarrollo, auténtico placer 70s y la primera vez que pudimos tomar aire y The Butcher´s Knife, que podría haber sido un himno de la NWOBHM si se hubiera grabado hace un par de décadas, hicieron un anuncio: "vamos a tocar entero todo nuestro primer álbum" (de 2010), y así lo hicieron y en el mismo orden que el original, empezando por To Last Forever, esta si con el sello Lizzy en la melodía de guitarra, y pasando por canciones como Traci Lords, tan sucia y provocativa como su protagonista, la más aclamada Stealing Your Thunder, nacida para sonar en los 80, y una larguísima versión del Rock Botton que llegó a los 15 minutos y donde Verbuyst desplegó un arsenal a las seis cuerdas digno de cualquier guitar hero.
Un concierto de poco más de una hora que recuerda que el rock es intensidad y diversión y que para mi supuso la toma de contacto con una banda inmensa y nacida para el directo a la que seguiré los pasos a partir de ahora. Desde luego si fueron capaces de tocar para unas decenas de espectadores como lo hicieron no me puedo imaginar la que podrían organizar en una sala llena y entregada. Vanderbuyst, apuntaros ese nombre por favor y no les dejéis escapar, una de las giras del año y una razón para seguir creyendo en este milagro llamado rock and roll. Los Airbourne llenarán salas en España en unos días, sin embargo desde Holanda este trío se les comería con patatas (y mantequilla).
Buen concierto, pero leo la crónica y me parece que yo no estuve allí.
El redactor llena de cliches el texto y el público estaría frio con Nigromante o Zente, pero hubo gente que se vio a los dos grupos desde principio hasta el final.
Por una acreditación hay algunos que se venden por muy poco y hacen un texto estandar... "nadie vio a los grupos teloneros, poco gente, luego se quejarán"...