Por Larrypas
Quince años cumple el Museo Guggenheim de Bilbao y no se les ha ocurrido otra cosa para celebrarlo que programar las Women Nights. Destacadas artistas de la canción que exponen sus argumentos ante el respetable en el espectacular atrio del no menos espectacular museo. Y la primera ha sido la reina del rockabilly, Wanda Jackson, “redescubierta” por un incansable Jack White que la invitó a realizar un album de versiones (“The party ain’t over”) que la ha catapultado de nuevo al éxito.
Y así, entre rockabillys incombustibles, gente guapa, muchas chicas y el televisivo Iñaki López (que no se pierde una sesión de rockabilly ni por asomo), la ajada, artrósica y avejentada (74 años la adornan) Wanda Jackson accedió ayudada al escenario para dar paso a 70 minutos de rock clásico, pinceladas country, éxitos propios y recreaciones ajenas. Acompañada de una banda de pipiolos franceses blancos, echamos de menos la sección de viento, los teclados y, como no, la guitarra zahiriente de Jack White. Habría sido demasiado, aunque estamos seguros de que los Juke Box Racket, que la acompañarán en Tenerife (Wanda dixit), lo habrían hecho mucho mejor.
Tras el introito, Wanda se incorporó al parco escenario con voz firme y resultona en “Riot in cell Block #9” y “Rock your baby”, logrando los primeros vítores del respetable y dando rienda suelta a su leyenda. Se puso a ello enlazando versiones de Elvis (“Heartbreak hotel”) y contando que fue su amiga-novia y que fue él quien la convenció para girar hacia el rockanroll, recordando a Amy Winehouse (You know I’m no good”), chuleándose de la llamada de Jack White (una “Shakin’ all over” con menos fuste por mor de las ausencias antes citadas) y jactándose sin ser pretenciosa de su superhit, ni europeo, ni americano, sino japonés (“Fujiyama mama”). Con el gospeliano “I saw the Light” nos introdujo en su fe, sobrevenida en los primeros 70, aunque no sé porqué me da que el mensaje no caló hondo entre la peña, más centrada en el baile y en los estentóreos gritos de placer y sumisión.
Simpática y entrañable, le dio al vino para aclarar la garganta ante la pérdida de fuelle, pero mantuvo el tipo, se permitió regañar a unos acobardados Ghost Highway (salvo la sección rítmica donde ondeaba la bandera de la veteranía) y homenajeó a su siempre pendiente marido. Tuvo temple en el genio cuando se meció en el country de “Funnel of love” o cuando se arropó con versiones de Eddie Cochran (“Nervous breakdown”), Little Richard y el “Whole lotta shakin’ goin’ on” de Jerry Lee Lewis que enlazó en el bis con su otro gran éxito “Let’s have a party”.
No sé cómo serán los siguientes conciertos de la serie, pero tras el paso de la Jackson el listón ha quedado alto. A ver qué se cocinan las más jovencitas, pero sólo había que ver el brillo en los ojos de la artista para darse uno cuenta que, sobre el escenario, sigue disfrutando. Y que dure. Rock on!
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Rocklive.es
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viernes, julio 13, 2012
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