Qué mejor remedio, con la que está cayendo, que programar para los amantes de la música un concierto mineralizante y revitalizante del siempre ¿minusvalorado?, por cerrado, rockabilly. Y en esas estábamos el pasado viernes con la visita de Kim Lenz & The Jaguars. Postulante al trono de reina del estilo, medró entre el respetable con pose, agradeció al grupo su implicación (en especial un Mario Cobo perfecto a las seis cuerdas con estilo) e incursionó en el rock con cadencia vinatera (se pinpló un katxi y se hartó a hacerse fotos al final con una botella como compañera).
Así, entre rockers tatuados, peggysues apretadas y figuras del colorín televisivo, la buena de Kim nos descerrajó 75 minutos de rockanroll clasicote de ritmo vivificante que invitaba a mover las piernas. Simpática y chispeante, se excedió en la charleta previa a los temas en un castellano balbuceado, se encasquetó la eléctrica sobrada de ganas pero parca de técnica (zapatera a tus zapatos, botas camperas en su caso), pero sobresalió en desparpajo escénico y voz rutilante.
Con un cuarto de hora de retraso y tras introito instrumental en clave surf, se presentó “cabellera de fuego” Kim Lenz en las tablas antzokianas para lanzarnos andanadas de rock añejo y primitivo, pero no caduco, 50’s rockabilly y clasicismos varios. Agarrada a su acústica y con un sonido poderoso (encomiable el trabajo de Blas Picón a la batería y del gigantón de sombrero vaquero al contrabajo), el show fue de las composiciones propias a las versiones con gusto, en especial una “Tennessee Waltz” que incursionó en el country con estilo.
Sus canciones no desentonaban acercándonos a los clásicos cuyos fantasmas revoloteaban por el espacio antzokiano. Ecos a Elvis, a Perkins, a Burnette, en canciones estilosas y con clase que nos llevaban del western más picante (“Ramblin’ feeling”), al swing danzón, con parada y fonda en el boogie sin raspa pero con ingenio. Y rockabilly claro, estación final de un concierto que se fue animando junto a la oficiante que acabó bajando a tocar entre el respetable recibiendo, a cambio, besos y arrumacos de sus seguidores.
Y es que temas como “Zombie for your love”, “Know it all” o “Chocolate eyes”… no desentonan en un cancionero que se zambulle en los clásicos pero que regenera el estilo con nuevos y actuales bríos. Quizás sobró la palabrería, pero esto no evitará que recordemos el concierto de Kim Lenz con agrado. ¡Larga vida al rock & roll!
Por Larrypas
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Rocklive.es
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martes, mayo 01, 2012
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