Crónica Concierto Peter Hammill Bilbao mayo 2011 por LarrypasTras pasar Wilko Johnson, Ian Anderson y Marianne Faithfull por la Sala BBK dentro del ciclo Music Legends, tocaba rendir visita a Peter Hammill, artista iconoclasta en su propuesta personal y uno de los impulsores del rock progresivo de los 70 al frente de los Van Der Graaf Generator. Su trabajo en solitario, alternando con el del grupo, se aleja de modas, es difícil, pero siempre deja un poso en el oyente atento. Un coñazo para muchos, pero hay que reconocer que Hammill desnuda su alma en cada proyecto, impregnándolo de melancolía, ira, nostalgia o furia según sea su estado de ánimo.

Crónica Concierto Peter Hammill Bilbao mayo 2011 por LarrypasLa Sala BBK, coqueta y con buena acústica, se prestaba a recibir al artista con menos de la mitad del aforo cubierta y apareció puntual, tímido, se sentó al piano y dio inicio a un concierto que nos agarró por el cuello y ya no nos soltó. Durante hora y media nos amarró a la butaca, nos encandiló con alardes compositivos, con canciones que van fluyendo desde el remanso y nos transportan hasta torrentes agónicos.

Excelente instrumentista, utilizó el piano como prolongación de su voz, jugó con los silencios (impresionantes en una sala absolutamente callada), principió delicado para golpear después los marfiles in crescendo y machacó su garganta con registros que iban del falsete al aullido. Su formación académica se impuso en su forma de tocar, aun con sus arrebatos, y el sonido fluyó melancólico las más de las veces, jazzy otras pero siempre con la duda de por dónde iban a ir los tiros.

Crónica Concierto Peter Hammill Bilbao mayo 2011 por LarrypasEl piano cedió el protagonismo a la guitarra, dando paso a un set acústico donde se adentró más en el rock, se acercó al blues y coqueteó incluso con deje flamenco (eso me pareció a mi, por lo menos). Cantó al amor perdido con fraseos susurrados (Shingle song?), se adornó en el ritmo (“The rhythm”) y punteó con estilo.

Y vuelta al piano donde volvió al camino anteriormente marcado; composiciones magnéticas (“Friday afternoon”, “Undone”) que nos soldaron al asiento hasta el final del concierto. El bis, enérgico y contundente, fue el perfecto colofón para un show que perdurará en nuestra memoria.

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