Señoras y señores ¿quién dijo que el rock & roll, tal y como lo conocíamos, había muerto? Tras ver a Jim Jones Revue en el Antzokia bilbaíno podemos afirmar que de muerto nada; que está vivito y coleando, que habita en esos grupos de los que la masa no ha oído hablar pero que se curran garitos y locales haciendo lo que mejor saben: patear el culo del respetable a base de riffs de alto tonelaje y una presencia escénica a prueba de bombas.
Y en esto el bueno de Jim nunca falla. Tres veces tres le hemos visto por estas tierras; la primera la mejor, quizás por la novedad, en un angosto El Balcón de la Lola, la segunda en el Azkena Rock Festival vitoriano donde no se arredró ante el escenario y se lo comió literalmente y el jueves en el Antzokia bilbaíno, quizás el local más adecuado a su propuesta.
Las Culebras, combo navarrico de mujeres rotundas (qué tiarrona la batera), tomó primero el escenario. Dos guitarras, bajo y batería que no dieron respiro a la peña, lanzando andanadas rotundas y riffs pegajosos. Gustaron, aunque no les dieron el bis que bastante peña solicitó.
Y tras ellas, los rechulos de la Jim Jones Revue coparon el escenario. De cuero hasta arriba el guitarra (daba calor solo de verle), con cara de mala ostia el bajista (que no quitó en todo el bolo por cierto) y chulapo el bueno de Jim. ¿Y a las teclas? Parece ser que el killer Elliott Mortimer ha dejado el grupo y su lugar lo ocupó Henry Herbert, correcto, pero bastante menos cafre. En poco más de una hora dieron rienda suelta a esa suerte de rock & roll clásico pasado por la trituradora de la distorsión. Espídicos y con unas tablas a prueba de bombas, derrocharon magnetismo desde el primer guitarrazo y nos fueron lanzando pildorazos de sus dos discos. “Rock N Roll Psicosis” y “Princess and The Frog” abrieron fuego, destilando su rock anfetamínico y con las guitarras en primer plano. A partir de aquí, cuesta abajo y sin frenos, con la banda como perfecto sustento de un frontman que, de patearse tugurios por medio mundo, sabe dosificar esfuerzos, dando lo mejor de si mismo en un aquelarre sónico que epata por lo sólido, pero también por lo impredecible de su show.
Y es que con temas con los citados y otros que se dejaron ver por allí (“512”, “High horse”…) es difícil fallar. Volcánicos a veces, centrados en un blues dislocado otras, pero siempre con la solidez como bandera, pocas bandas hacen que sus conciertos se vivan con tensión sí, pero también con el desenfreno de los desparrames sónicos de la Jim Jones Revue.
Bien es cierto que sobraron algunos “Let me hear you say yeahh…”, pero si esta es la única pega que les podemos buscar, no hay duda, estamos ante uno de los tres mejores conciertos del año. Si pasan por vuestra ciudad no os los perdáis. Estáis avisados.
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Rocklive.es
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lunes, mayo 16, 2011
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