Vaya por delante que no soy muy ducho en rockabilly y mis conocimientos sobre el rock de los años 50´s no van más allá de los de cualquier melómano enfermizo, pero aún así no me queda ninguna duda de que Kim Lenz dio un auténtico conciertazo en La Boite madrileña ante una sala que agotó su taquillaje, unas 300 personas, y que aplaudieron a rabiar a la deseada pelirroja cuando esta finalizó su recital.
Y la razón es que había muchas ganas de ver por primera vez en España a Kim Lenz y no solo por parte de la comunidad amante del Rock más clásico ya que apenas en las primeras filas encontrábamos a seguidores con indumentarias más “classy”, sino por muchos aficionados al rock en general (cuyas caras se repiten concierto tras concierto) y que comprobaron como, tras su parada por maternidad, el regreso a los escenarios con su no tan reciente It´s All True (editado ahora en España pero con casi dos años de trayectoria) la posicionan como la figura femenina más importante del género, junto a Wanda Jackson (palabras mayores) y muy por encima de artistas como Imelda May cuyo reconocimiento popular, y de ventas, es superior.
Parece ser que las ganas de encontrarnos eran mutuas y por eso Kim lució orgullosa nada más aparecer sobre las tablas, tras introducción musical de su banda, la leyenda “I Love Madrid” escrita con rotulador en sus nudillos, para arrancar su concierto con Saturday Jump y poder comprobar como su voz, fuerte en tono pero muy rica en matices, nos iba a trasladar por las canciones de su nuevo trabajo desde el rock más clásico de That´s The Breaks o Know It All (con sus tonos más Elvis y un punteo excepcional) al desenfreno bailable de Shined Up And Ready To Shout, el ritmo de la sensual Zombie For Your Love o el country de He´s All Mine, auténtico momento álgido de la noche, y para poner el punto y final a la hora y media de actuación la versión de las Miller Sisters Ten Cats Down.
Y todo arropada por una banda en la que a priori contaba con la importante baja de Nick Curran a la guitarra (ahora centrado en su carrera en solitario) y que Mario Cobo, guitarrista de los barceloneses Nu Niles se encargó de sustituir hasta convertirse en el segundo gran protagonista de la noche y el acaparador de la mayor parte de las ovaciones, ya que estuvo sobresaliente a la guitarra con un sonido limpio y muy buen gusto en la ejecución, e incluso se permitió interpretar un tema a la voz (por petición de Kim) e intercambiarse el contrabajo con Jake Kamp (mucho más discreto con su instrumento) mientras la fiesta en la que se convirtió la velada continuaba entre tragos de tequila de los músicos y la botella de vino tinto que se ventiló a palo la protagonista del concierto.
Una noche de auténtico sonido vintage, de vestidos con faldas amplias, camisas inmaculadamente planchadas y chicos con la raya bien peinada, pero sobre todo de muy buena música a cargo de una cantante con personalidad, elegancia, carácter y “glamour musical” suficiente para mirar a la cara a cualquier estrella musical del momento. Y además tras el concierto charló, firmó cds (a 10 euros en el local, tomen ejemplo otras bandas) y se fotografió con todo el que quiso. No creo que tarde mucho en volver por nuestro país.
by Beerbeer
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Rocklive.es
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martes, abril 26, 2011
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Beerbeer
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Fran Cea
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Dices "por primera vez en España" eso es totalmente falso: ha actuado muchas veces en España en festivales como High Rockabilly por ejemplo. De hecho viene mucho a España hace años.