Uno de los pabellones de la Feria de Muestras era el recinto elegido para la celebración del concierto de PLACEBO en Valladolid en un ejemplo más de que cada recinto tiene un uso concreto y pretender sonorizar adecuadamente este tipo de habitáculos de grandes espacios, techos de chapa y ninguna barrera que permita contener el sonido, es prácticamente imposible.

Así que los algo más de 3000 valientes que se enfrentaron a esta bola de ruido inconexo en el que se convirtió el pabellón sufrieron de lo lindo para intentar sacar algo en claro de la cantidad de sonidos y saturaciones que provenían de un escenario donde el célebre trío de londinense, reconvertido por magia del directo en sexteto en el que dos teclistas acapararon el protagonismo musical, lanzaban hacia una audiencia que esperaba como maná del cielo los diferentes singles que esta banda ha editado en sus ya 16 años de historia.



Un montaje escénico luminoso donde el protagonismo lo compartían un fondo de pantallas en el que se proyectaban diferentes imágenes urbanas y sugerentes y una banda de blanco impoluto, cuyo atuendo contrastaba de manera evidente con el vestuario elegido por la mayoría de los presentes, predominante el negro gótico como seña de identificación y en el que las camisetas de grupos como Depeche Mode, Bauhaus o The Cure cobraban protagonismo.

Y es que la banda del andrógino Brian Molko, que acaparó todas las miradas con sus estudiados gestos, a pesar de haber sobrevivido ya a varios bandazos de la industria y las modas, se encuentra en un terreno harto complicado que se sitúa entre el grupo de culto (tienen mucho de eso), la banda que ellos pretenden ser (probablemente algo más underground) y el lugar donde su compañía les ha intentado ubicar durante todo este tiempo (el mainstream de las formaciones de las grandes ligas) y el resultado para el espectador ajeno al fenómeno de fans que desencadenan es el de un grupo de canciones bien estructuradas como singles, con una morfología perfectamente estudiada para la montaña rusa de sensaciones que los diferentes “up tempos” de sus composiciones pretenden conseguir pero que se diluye en su propio mensaje al encadenar sucesivamente los temas más radiados en los que a todos se les ve el plumero musical (desde los Depeche más rockeros al Bowie más experimental, pasando por la fuerza de Sisters of Mercy) y que produce que Placebo caiga esclavo de sus propias influencias y pierda peso argumental para abocarse de manera peligrosa hacia una planitud sonora de la que tan solo los grandes singles, Astray Heart, Battle For The Sun, Every You Every Me, Teenage Angst, Infra Red o Taste In Men consiguen atrapar la atención del espectador más escéptico.



Hubo momentos curiosos, como la interpretación de All Apologies de la banda de Kurt Cobain, que quedó deslucida y algo sosa por unos coros fuera de sitio, o el desfile constante de instrumentos, que los protagonistas no solo cambiaban entre tema y tema sino incluso durante la interpretación del mismo. Pero la poca comunicación del grupo con la audiencia y el excesivo procesado de la voz del cantante no ayudaron a enganchar un show de algo menos de hora y media en el que simplemente cumplieron con el expediente y dejaron la sensación de que toda la mercadotecnia propagandística de la que habían sido objeto en la ciudad había sido realmente excesiva para los méritos demostrados y que las diferentes etiquetas que les cuelgan, alter punk, post rock, gothic pop… se quedan solo en definiciones que pretenden embellecer el producto final. Esperemos volver a encontrarles con más entusiasmo en el futuro, mal harían en descuidarse viendo la cantidad de bandas más jóvenes que vienen apretando por detrás



by beerbeer

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3 comentarios

  1. beerbeer // 24/7/10  

    un concierto en el que para mi gusto no estuvieron a la altura...

  2. Anónimo // 25/7/10  

    Buena reseña y buenas fotos. La verdad es que no me van demasiado y practicamente no los conozco.
    Larrypas

  3. Anónimo // 26/7/10  

    de vergüenza el sitio donde tocaron y el trato al público; cierto es que los pucelanos son fríos y distantes, pero al público hay que ganárselo y no al revés.