Un año más y ya lo dice el que se ha convertido en un dicho popular, ¡¡Al Azkena se va y punto!! No seré yo el que lo haya cumplido a rajatabla y el que prometa que lo vaya a hacer a partir de ahora. La edad y los carteles mandan (sí, yo me he perdido ediciones por no gustarme el cartel). Y eso que el Azkena Rock Festival se ha convertido en una cita razonablemente cómoda que ha mejorado la infraestructura como el acceso a baños (impresionante el grado de limpieza), grifos de agua (muchos y limpios) y la comodidad de barras y gastronomía (dejemos aparte el tema de los precios, ejem). Acudí jueves y viernes (si llego a ir el sábado, que no podía, colapso) atraído por los cabezas de cartel, Dinosaur Jr. y ¡¡claro!! John Fogerty. Aquí una pequeña crónica.
Principió Libe el jueves y su rollo no me enganchó; aun así tienen el valor de abrir un festival con lo que eso implica de horario, público, etc. El concierto de Buzzcocks fue de menos a más con su punk contagioso y tirando de los hits que marcaron su trayectoria. Steve Diggle no paró quieto, dinamismo en estado puro a lomos de canciones imperecederas como "What Do I Get" o "Orgasm Adict". Muy bien. El viernes, con solo dos escenarios (aparte el Trashville) fue llevadero y, tras Buzzcocks, Quique González tomó el escenario Respect para llenarlo de música de raiz americana en castellano. Fueron cincuenta minutos y trece canciones, con un sonido estupendo (ha sido algo general) que se pasaron rápido. Transitó por el rock de guitarras de "Sangre En El Marcador" y se acercó al más sedoso en "Terciopelo Azul".
Tras Quique nuevo peregrinaje al escenario God donde descargaba Melissa Etheridge. No le discuto su versatilidad y habilidad guitarrera, ni que sea un icono del género de los 80-90 pero, qué quieren que les diga, no es para mi. Estaba en primera fila, expectante, pero aunque tiró de actitud, me acabé retirando hacia atrás y acabé cenando y viéndo el show sentado desde la lejanía. Y aquello seguía sonando estupendamente. Tenía muchas ganas de ver a Damned y cierto es que están en forma. Pero, pese a un inicio potente y punkarra, aquello acabó derivando en una suerte de rock con músculo y previsible que hizo que desconectara. Ya lo dijo J.B. ¡¡Joder, esto está más cerca del AOR!!
El fin de fiesta fue con Dinosaur Jr. que venían a recrear su mítico album "Whithout A Sound" y a fe que consiguieron recrear una atmósfera febril, con la guitarra rijosa rujiendo ensamblada a la perfección con el ritmo que generaban bajo y batería. Fue un concierto canónico, retumbante y potente. Daba bajón, eso sí, ver a una pipa sacar las letras de cada canción para "ayudar" a Mascis a recordar las letras. Fue un digno fin de fiesta, sin alaracas.
Curiosamente el viernes, con tres escenarios, vi menos bandas (además llegamos tarde, cosas del trabajo). No sé, me gustó no estar como geisha por arrozal pendiente de escenarios. Así que vimos cuatro conciertos completos y uno a medias (Turbonegro) y me dio pena no ver a Robert John & The Wreck y COFFIN que, por lo oído, dieron unos shows estupendos. Comenzamos con el rock más americano de Reckless Kelly que se acercaron al country trotón y lanzaron guitarrazos de raiz sureña en un bolo que se nos hizo corto.
La verdad es que con PIL no las tenía todas conmigo (en el Kafe Antzokia me marché antes de acabar) y me gustó mucho. Sus poses agresivas, sus dardos a sus ex y su gesticulación eran un festín para fotógrafos; pero es que la música sonó igual, potente y peligrosa en manos de un guitarrista que me pareció espectacular y una sección de ritmo que es fundamental en su propuesta.
A la gente le encantó (¡¡y a mi!!) Lucinda Williams y su superación personal lo merece sin duda. Sus canciones son estratosféricas, oir canciones como "Essence" o "Car Wheels On The Gravel Road" en su voz es algo impagable (en la primera ya se la notaba que la voz no estaba para mucho más), pero creo que estos festivales, en su situación actual, no son ya su lugar. Eso sí, siempre difrutaremos de su presesencia. Fuimos a ver a Turbonegro, que descargaron rabiosos pero las ganas de pillar buen sitio con Fogerty hizo que solo viéramos tres o cuatro temas.Y Dios volvió tras la cancelación pandémica de 2020. John Fogerty principió con un minidocumental prescindible (sobre la recuperación de los derechos de todas sus canciones, la familia,....) y si quitamos los temas a mayor gloria de su pareja y vástagos y la que propició un solo de saxo previsible y aburrido, el resto.....Ayyyyy el resto. Ya sean de la Creedence, en solitario o de la banda seminal Golliwogs, ninguna baja del 10 (pasión de fan, lo reconozco). Dinámico y en buen estado de forma a la voz (sufrió al final), Fogerty impulsó un show guitarrero donde, por encima de todo, destacaron las canciones. Así y tras degustar tres temas de Diamond Dogs, finiquité el Azkena de 2025.
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