Texto: Jorge Escobedo
Fotos: Lorenzo Pascual

Opositando a concierto del año. Eso es lo que hizo John Hiatt el pasado jueves en el Kafe Antzokia bilbaíno. Si ya el concierto de hace un par de años en la sala BBK nos demostró lo grande que es este señor, este no hizo más que ascenderlo en el escalafón de los dioses. Grande. Muy grande.

En una sala con muy buena entrada, pero no agotando todos los boletos (quizás el precio demasiado elevado para los tiempos que corren fuese el culpable), el cantautor vasco Anje Duhalde, fundador del grupo mítico en la escena vasca de los setenta Errobi y más tarde en Akelarre, fue el encargado de abrir la velada. Acompañado de cajón y guitarra nos hizo pasar un buen rato con canciones muy arraigadas en la cultura vasca, y que el público no dejó de cantar en ningún momento.

Pasadas las diez de la noche hizo acto de presencia John Hiatt & The Combo, con el público totalmente entregado desde “Your Dad Did”, que se encargó de abrir el show, desbancando a “The Open Road” que aparecía en el setlist inicial. Esto promete. Una “Marlene” juguetona, de su nuevo disco Terms Of My Surrender nos acerca a paisajes exóticos, para desembocar en el volcán ardiente que es “Perfectly Good Guitar”. Público extasiado ya a estas alturas, y eso que acabamos de empezar. “Buffalo River Home” es coreado como himno y “Drive South” de Slow Turning (mi disco favorito) nos saca una sonrisa. “Real Fine Love” suena tremenda, con un trabajo enorme a las seis cuerdas a cargo de Doug Lancio. “Paper Thin” incendiaria y “Crossing Muddy Waters” campestre. “Long Time Coming” en clave folk es la antesala del rock electrificante de “Tennesse Plates”. Si pensábamos que habíamos visto todo, “Thing Called Love” pone todo patas arriba. Mr. Hiatt nos ofrece una versión de ensueño, con toda la platea levitando… “Feels Like Rain” nos roba un trocito de corazón, con un “in crescendo” que nos pone los pelos como escarpias. Ponemos punto y final antes de los bises con el público ayudando a Hiatt en la eterna “Memphis In The Meantime”.

Para el postre se reserva la arrebatadora “Have A Little Faith In Me” y su pequeño homenaje a B.B.King, en una desatada “Riding With The King” con el respetable comiendo de su mano, y donde Doug Lancio hace llorar a su guitarra. Mejor broche imposible. Nos quedamos con ganas de más, pero después de cerca de dos horas de show, John y los suyos también tienen derecho a descansar. Contando los días para volver a verle.

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