Por Larrypas
Un mes llevaba sin ver conciertos, sin disparar una sola foto, pero la llegada de Jorma Kaukonen a Bilbao vino a aliviar esa falta de confianza en mi certidumbre de que siempre hay algo interesante que llevarse a la boca en el panorama del Bilbao musical. Tom Russell, el próximo domingo, completará el festín, a partir del cual se inicia un nuevo páramo en lo que a actuaciones se refiere para el que esto teclea. Bien es cierto que alguna golosina hay, como el concierto que dará la Travellin’ Brothers Big Band en su pueblo (Leioa) que es el mío (atentos habrá que estar al tema entradas que creo que vuelan). Pero si la espera se ve compensada con la primera y única visita al estado (destacar la labor programadora de la Sala BBK) de una leyenda de la época hippie y del sonido más californiano, bienvenida sea. Y es que Jorma Kaukonen es fiel exponente de todo ello, desde sus orígenes en la Jefferson Airplane a su apuesta posterior por el blues ora tradicional, ora electrificado de mis adorados Hot Tuna.

Junto a su escudero, Barry Mitterhoff a una mandolina (ukelele en un tema) que rellenó los huecos que dejaba la guitarra, aun y cuando tomó, en ocasiones, excesivo protagonismo, Kaukonen se presentó en una casi abarrotada Sala BBK con un formato acústico, lejos de aquello que hizo que se me pusieran los dientes largos cuando me enteré de su visita y que se llama Electric Hot Tuna. Y no, no fue así y, a pesar de ser un concierto disfrutable y de calidad, no se me acaba de ir la impresión de que el formato no es el mejor para unos temas que ganan por goleada en su formato primigenio, aprisionados en hiriente electricidad.

Ante una casi abarrotada Sala BBK principió el concierto con veleidades folkies, de arpegios sutiles y punteos incisivos a la mandolina, para dar rienda suelta después a temas conocidos por todos, pero modificados por mor del formato. El fantasma de Hot Tuna sobrevoló la sala con una “Second chances” que sonó lánguida y con la mandolina robándole protagonismo a la voz, con un “Hesitation blues”, en el que curiosamente despunta esa misma voz, alargado en demasía y como colofón hottunero un “I see the Light”, que tanto tiempo me robó siendo más joven, que sonó arrastrada en el blues pero carente, claro, de la contundencia eléctrica.



Kaukonen rindió pleitesía al blues de retozona digitación (“Come back baby), homenajeó a sus mayores (aunque 70 años le adornan a él) con versiones resultonas del Reverend Gary Davis (“Red River Blues”) y se puso campestre en instrumentales de tintes folkies. Y aunque se lo pidan en muchos conciertos, no tocará “White Rabbit”, aunque a cambio nos regale una versión estupenda de “Good Shepherd” del legendario album de la Jefferson Airplane “Volunteers” en la que gusta y se gusta una mandolina enrabietada que provoca uno de los picos del concierto en opinión de un respetable que aplaudió a rabiar.

De ahí al final más de lo mismo y entre chistes sobre B.B. King, descolló con blues de Chicago, fingerpicking con tintes de vodevil, country blues y un versión añeja de “Know you rider” que volvió a provocar la ovación del talludito público. Bis agradecido con tema soft-country de su primer disco en solitario (“Genesis”) y para casa a una hora más que prudencial.
Que siga la fiesta. Rock on!

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2 comentarios

  1. TSI-NA-PAH // 18/12/12  

    Para mi era el concierto del año, siendo fan de Jorma en todos sus formatos!Lastima que me quede Bilbao en la otra punta y que aqui en Andalucia , la cultura esta reñida con la calidad!
    Tom Russell otro plato de alto vuelos! Enhrabuena por poder haber disfrutado de ello!
    A+

  2. Anónimo // 18/12/12  

    La verdad es que para mi también era EL CONCIERTO. Al final y al venir en formato acústico, aun gustándome, me quedó el regustillo de la falta de electricidad, que sí lleva con Electric Hot Tuna. No quedara como el mejor concierto del año, pero probablemente sí como el más emotivo.
    Un saludo