
Si tendría que calificar con una palabra el festival
Kobetasonik de2009 simplemente diría que decepcionante. Ya de entrada el cartel dejaba bastante que desear y la mezcolanza de grupos y tendencias obligaba a la mitad del público a permanecer indiferentes durante buena parte de las jornadas. Ya lo he dicho antes, pero mezclar a
Journey entre
Trivium y
Machine Head no tienen mucho sentido. Hacer lo mismo a
Lizzy Borden (en principio iban a ser
Thin Lizzy) entre
Anthrax e
In Flames tampoco. Me parece mucho mejor dedicar cada jornada a un tipo de música, como hicieron el año pasado.
En cuanto a asistencia, la mitad del año pasado. Ya está bien de hablar de crisis. Con un buen cartel no hay crisis. Ni por asomo ninguna de las bandas tenía el tirón de
Kiss o
Judas Priest, cabezas del año pasado, y los cabezas de este año
Marilyn Manson y
Motley Crue han decepcionado más allá de lo lógico.
En todos los festivales de este tipo siempre he descubierto alguna banda nueva o poco conocida que al final te demuestran que el rock sigue vivo. Pero esta edición del
Kobetasonik, la segunda, me ha demostrado que hay grupos más que veteranos que están para olvidar.
De lo que pude escuchar el viernes,
como os conté en la crónica anterior, me reafirmo en que lo mejor fue
Journey. Un gran
concierto de rock. Los amantes del metal más cañero también disfrutaron de
Machine Head o
Trivium. Sin embargo, la decepción mayor fue
Marilyn Manson.

Y llegamos al sábado. El cartel había bajado un montón de enteros tras caerse
Thin Lizzy. El batería
Tommy Aldridge se ha roto la clavícula y son sustituidos sospechosamente por un grupo con nombre similar:
Lizzy Borden. Mucha peña ha ido a ver a
Thin Lizzy y no se han enterado de la sustitución por lo que hay mucho mosqueo. Ni dentro ni fuera del recinto nada ni nadie informa del cambio. Mucha pantalla, mucho reparto de propaganda pero la gente se queda de piedra cuando en el escenario donde van a tocar
Thin Lizzy ven colgando dos sábanas negras con el nombre y el logo de
Lizzy Borden.
De regreso a la realidad, los
Lizzy Borden empiezan su show. Salen maquillados y le dan caña a un heavy absolutamente ramplón. Lo único que atrae de esta banda es la voz de su cantante, el propio
Lizzy Borden, a caballo entre
Bruce Dickinson y
Geoff Tate. Al final el show se anima cuando comienzan a desfilar sobre el escenario dos pedazo de rubias, justitas de ropa, y se contornean de forma erótica. Fue el único amago de que la gente se acercase al escenario.
Triste también que el momento musical más jaleado fuese con una versión de
Long live Rock’n’roll de
Rainbow que si la hubiese escuchado
Blackmore les hubiese denunciado ante los tribunales por el destrozo que hicieron. Y para terminar su tema más conocido y reconocido:
We got the power, donde por fin se ganaron el sueldo, tanto ellos como las dos rubias.
En el otro escenario comienza a sonar
In Flames. No suena mal pero he de reconocer que no es mi tipo de música y hace hambre, además nos decidimos a intentar coger un buen sitio para
Dream Theater. La verdad es que he de reconocer que iba un tanto escéptico. El metal progresivo de
Dream Theater es un tanto complejo para mis pocas neuronas, y aún con todo creo que ha sido el concierto más cojonudo del
Kobetas, con permiso de
Journey.

La puesta en escena fue espectacular. Hasta que saltaron a la tarima, podíamos ver tapada por una tela negra una enorme batería de unos tres metros de frente.
Mike Portnoy es un bestia y no sabemos lo que nos puede haber preparado. Se encienden las luces y aparece por fin la batería de triple bombo. Una auténtica pasada.
Portnoy absolutamente genial. Fue el centro de atención del público jugando con las baquetas, marcando el ritmo con los bombos y tocando de pie la mitad del concierto. Sabía de la calidad de
Portnoy pero ayer ganó muchos enteros.
Pero no sólo de
Portnoy vive
Dream Theater.
John Petrucci es un auténtico cabrón de las seis cuerdas. Hizo lo que quiso con la guitarra. De forma aparentemente sencilla y utilizando todo tipo de técnicas. El duelo final con el teclista
Jordan Rudess, que salió con un teclado de cinta, fue brutal. El propio
Jordan había montado sobre el escenario dos teclados sobre sendos pivotes que les permitía girar 360 grados y se colocaba en diferentes posiciones.
Un espectáculo también
John Myung en el bajo de seis cuerdas. Un tanto estático pero con una digitalización increíble que le permitía cubrir cinco trastes con su mano. El más discreto fue el cantante
James LaBrie, que desaparecía del escenario en los momentos instrumentales, es decir, la mayor parte del concierto.
Dream Theater dieron una clase magistral de ejecución perfecta de sus composiciones acompañados además de una sonorización excelente. No me preguntéis por el setlist porque me pierdo; bastantes temas de su último disco, algunos clásicos y temas que jamás nadie sospechó que iban a tocar en directo.

Y llega el momento de
Motley Crue. Mucha expectación y ganas de ver y escuchar lo que hacen los regenerados
Crue. La apertura del show para uno de mis temas favoritos:
Kickstar my heart. Sin embargo, suena lenta y deslabazada. En
Wild side el escenario comienza a mostrarnos sus maravillas: un fondo con cientos de luces hacen la vez de pantalla gigante, como si fuesen píxeles. A cada uno de los lados también se habían colocado dos pantallas gigantes en las que se proyectaban vídeos que adornaban los temas. El juego de luces y focos también espectacular.
No me acuerdo si fue antes o después de
Saint of Los Angeles cuando
Mick Mars se comienza a cascar un solo de guitarra bastante mediocre. Estamos hablando de la tercera o cuarta canción. A la peña le empieza a mosquear la cosa. Pero el público ya se enciende cuando
Tommy Lee se queda solo sobre el escenario y micro en mano se empieza a pegar una parrafada de varios minutos.
Algunos nos preguntamos qué va a ser eso del show cargado de erotismo que han vendido los organizadores, y lo comprobamos en
Same old situation. Por las pantallas se proyectan montajes de chicas ligeras de ropa dandose el lote y mezclando imágenes de
Bush,
Stalin,
Hitler, la reina de Inglaterra…vamos como si se tratase de una tormenta de imágenes en plan
La Naranja Mecánica. Primitivo, muy primitivo y más de uno simplemente se reía.
A
Vince Neil no se le veía especialmente cómodo sobre el escenario, a pesar de que su voz no sonaba mal. Los temas siguen atronando…
Don't go away mad,
Primal scream,
Looks that hill,
Girls girls girls…pero no hay conexión con el público. El show no tiene ningún ritmo y la gente, a mares, empieza a abandonar el recinto del
Kobetas. Ni siquiera esperamos a ver el numerito de la batería flotando. Después de ver a
Portnoy no pierdo ni un minuto con el ex de
Pamela Anderson.
Así que en gesto de solidaridad nos largamos y nos encontramos con un montón de autobuses y algunas colas para poder montarnos en ellos.
Los cabezas de cartel de la segunda edición del
Kobetasonik han fracasado, la mezcla de grupos también, la asistencia no te digo…los únicos que han vuelto a hacer negocio son los de la venta de bocadillos y cerveza. Ante el aburrimiento fueron los lugares donde más gente había.
Crónica y vídeos del viernes 19 de junio de 2009