Por fin parece que dejamos atrás la pandemia y, con ello, los conciertos se vuelven a disfrutar de pie y bailando desde el pasado jueves. Y un servidor se estrenó ese mismo día con el mini festival que ha organizado Last Tour para que no vayamos perdiendo comba. Así es, el Bilbao BBK Live Udazkena abrió sus puertas en el Bilbao Arena de Miribilla para un fin de semana que prometía emociones fuertes y que tendrá su continuación el próximo mes de noviembre. El jueves tocaba el turno de Venturi, Novedades Carminha y los cabezas de cartel, unos incombustibles The Hives, y el viernes serían El Columpio Asesino, León Benavente y otros suecos, Mando Diao. El sábado no pude acudir pero los oficiantes eran Rodrigo Cuevas, María Arnal I Marcel Bagés y Omago. Vamos al lío.
El jueves, ante poco público, discurrió potente y con una puntualidad exquisita. Venturi dieron comienzo al festival con un sonido más agresivo que en disco (donde me suenan demasiado a radiofórmula), emulando a sus ídolos The Hives (tal como ellos mismo dijeron) y desgranado temas propios y una versión curiosa del Autosuficiencia de Parálisis Permanente. Fue algo menos de una hora que la gente disfrutó sobremanera.
Con Novedades Carminha la cosa fue de menos a más. Y es que la verbena que montaron (ojo, no es peyorativo ya que ellos mismos usan ese término) no me acabó de convencer durante gran parte del concierto, más por gustos personales que por el oficio de la banda que puso a bailar a todo la peña. Pero, ojo, con un sonido claramente mejorado y con su tema "Lento" la cosa cambió a mejor y de qué manera. Se pasó de una fusión con poco punch a unos temas que sonaron retumbantes a lomos de una sección rítmica que los elevó a las alturas. Sin darme cuenta yo también cabeceaba y movía los pies y es que los ritmos sincopados y el groove se apoderaron del pabellón, dando paso a otro tema resultón de pop abrasivo, "Antigua Pero Moderna", que dejó el listón muy alto para los cabezas de cartel.
The Hives desgranaron su rock espídico, su punk furioso cargado de melodía, en un bolo de setenta minutos que se hizo corto, más todavía por las arengas que nos soltó Pelle Almqvist. Fue un concierto a toda pastilla en el que no faltaron ninguno de sus grandes temas y que, por fin, propulsó el pogo por la sala, los puños en alto y las voces del respetable a pleno pulmón. Salieron con una cañonazo de tema como "Come On" para, después descollar con un "Main Offender" brutal. El Arena bullía por fin Pelle Almqvist (los años parece que no pasan por él), como maestro de ceremonias, no paró; saltó como un poseso, paseó entre el público, se dejó adorar y enardeció con incitaciones al baile que acabaron en pogos desenfrenados y un amago de wall of death cuando, ya en el bis, soltaron el pepinazo de tema que es "Tick Tick Boom". Y es que ver un concierto de los Hives te recarga las pilas para una buena temporada.
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