Texto y fotos: Lorenzo Pascual (web)
No había tenido la oportunidad de ver a Scott H. Biram en sus anteriores visitas a Bilbao. Y de eso me resarcí el pasado martes (6 de junio) en la Kutxa Beltza del Kafe Antzokia. Es un artista al que sigo, del que he oído sus discos spotify mediante y que al final he podido comprar como a mi me gusta, al artista. Discos de blues hosco, casi a mala ostia, que irradian la imagen de alguien enfadado con el mundo y nada más lejos de la realidad. Jocoso todo el concierto, dándole al “fucking vino” y derrochando simpatía en la firma de discos, Biram nos acogotó con blues pasado por el túrmix de su personalidad.
Ante no más de media entrada Scott H. Biram se fue creciendo por momentos en un show hipnótico. Arañando su guitarra unas veces y siendo sutil otras, su pie izquierdo marcaba el ritmo, combustión espontánea de unos temas que ganaron con el directo. Presentaba su última galleta, “The Bad Testament”, y a ella acudió con fruicción. Presentó sus temas con un inglés que no acerté a descifrar, mascullado más que hablado. Sonó tierno en ‘Still Around’ con la mano izquierda trazando arpegios en el mástil de su guitarra, trotón en ‘Set Me Free’ y vacilón en ‘Red Wine’. También tocó ‘Still Drunk, Still Crazy, Still Blue’, lo más cerca que ha estado nunca de un éxito con todas las letras, que sonó crepuscular. Su nueva guitarra (o eso creí entender) le dio problemas y tal como dijo, “nos dio una lección magistral de afinación”, pero no fue óbice para pasar del blues trotón y elegante al cuasipunk de ‘Trainwrecker’. Los que allí estábamos disfrutamos como enanos y solicitamos con insistencia un bis que siguió los cánones de todo el bolo e hizo que saliéramos contentos, con una sonrisa en la cara.
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