La primera visita del vaquero canadiense Corb Lund por estos lares hizo que se me quitara la modorra después de días anteriores cargados de electricidad. Tocaba relajar las neuronas y, por eso, encaminé mis pies hacia la Kutxa Beltza del Kafe Antzokia para degustar una buena ración de country, de honky tonk , de la más pura esencia americana. Presentaba además nuevo disco, ‘Things Can’t Be Undone”, donde se ha dejado llevar más por el elemento eléctrico, aun sin perder la tradición. The Huntin’ Albertans siguen a su lado y bien que se nota la sintonía.
Ante una sala sorprendentemente “engalanada” con sillas y con una concurrencia muy aceptable, Corb Lund se presentó puntual a la cita y con el stetson calado. Su último disco, claro, tiene el mayor protagonismo y por allí empieza a balancearse el low country, la vibración del terruño y una banda que no se prodiga pero sin la cual, nada sería posible. Y es que Kurt Cislaal (bajo, contrabajo) y Brady Valgardson (batería) alimentan el ambiente trotón y destellean en algunos solos con criterio. Pero la palma se la lleva Grant Siemens a la guitarra y lap Steel, de las que arranca gruñidos, pero también arpegios y arabescos que confluyen en la canción, dotándola de empaque. Un crack el bueno de Grant, serio, contenido y con una clase descomunal.
Y Corb Lund que? Pues a lo suyo. Agarrado a la acústica, lanzaba fraseos arraigados en la tierra húmeda, descollaba a la voz y homenajeaba a su raíces. “Little Foothills Heaven” nos acerca a su familia y deja “Cows Around” como su particular homenaje a los vaqueros vascos que emigraron y se quedaron en su tierra, amagando con toques de vodevil. Hubo sitio, además, para muchos estilos. Por allí se descolgó con rockabilly de manual (“Big Butch Bass Bull Fiddle”), centelleando el contrabajo, blues añejo rebozado en los pastos y que sonó denso, compacto y medios tiempo en solitario, sin banda, de los que te quedas sin palabras (“S Lazy H”). Un par de canciones más, incluida la más rocker del lote y tras el bis se acabó.
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