Texto: Jorge Escobedo
Ahondando en los sentimientos. Eso es lo que hizo Glen Hansard en su concierto de Bilbao en el Kafe Antzokia, ahondar en nuestros sentimientos, ofreciéndonos un recital de orfebrería pura. Mágico. Inusual. Como pocas veces se puede ver encima de un escenario. Glen es un tipo normal. Un tipo de barrio curtido en mil batallas. Alguien que sabe lo que es tocar en la calle (a los 13 años dejó el colegio para perseguir su sueño). Lo que cuesta el triunfo. Por eso está lleno de pasión. Por eso nos emociona con cada nota, con cada palabra. Porque siente la música como propia.
Para esta gira europea se ha hecho acompañar por su amigo, también irlandés, Mark Geary, que ejercerá de maestro de ceremonias, abriendo la velada. Mark se ha curtido en los pubs del East Village de Nueva York, compartiendo escenario con el gran Jeff Buckley y Sinead O´Connor. Folk con melodías y letras bien cuidadas son su carta de presentación. Un tipo muy dicharachero que no paró de hacer bromas junto a un público que disfrutó enormemente de su actuación. Mención especial a una hermosa “Take Me Home”.
Llega la hora. A las nueve en punto aparece en escena Glen con su fastuosa banda. Una banda que magnifica las canciones de Hansard. Las dota de vida propia. Se mimetiza con su autor. Son una misma cosa. Todos persiguen los mismos sueños. Vientos, piano, violín, cello, contrabajo, batería… diez personas que siguen las directrices de su maestro a la perfección, que logran un clímax no alcanzado en estudio.
Nos venía a presentar su aclamado segundo disco en solitario “Didn´t He Ramble”, y la canción que abre el disco “Grace Beneath The Pines” es la encargada de dar el pistoletazo de salida. A “capella” y bajo una luz tenue, Glen deja clara su intención. Ha venido a emocionarnos, y no nos vamos a librar de ello. La sigue “Winning Streak” con su pulcra melodía y su final góspel. Una de mis favoritas. “My Little Ruin” elevó la temperatura. Uno de los momentos más brillantes de la noche fue la interpretación de “When Your Minds Me Up” con Glen y la banda totalmente desatados, con un “in crescendo” sublime. Una introducción de piano nos adentra en esa hermosura que es “Bird Of Sorrow”, de su primer disco “Rythm And Repose”. Hacía tiempo que no veía a un público tan respetuoso como el de ayer. Acompañando los silencios. Creando momentos mágicos.
El león de Belfast, Van Morrison; hace su aparición con una furiosa versión de “Astral Weeks”. Tuvimos tiempo para disfrutar de la soledad de Glen con su guitarra en “Falling Slowly”, la canción ganadora de un Oscar y que le otorgó la fama, y en uno de los momentos más hilarantes del show, la interpretación de “Bananaman”, con el público absolutamente entregado a los coros. “McCormack´s Wall” trajo los aires irlandeses de su tierra natal y “Weeding Ring” se paseó por nuestro corazón. En “Lowly Deserter” sonaron ecos de la Seeger Sessiond Band de Springsteen.
Ya en los bises, interpretaron a los pies del escenario y desenchufados, “Say It To Me Now” y la bella “Gold”, con el respetable totalmente emocionado. Y para terminar la faena, la majestuosidad soul/góspel de “Her Mercy”. Imposible terminar más alto. Imposible dejar mejor sabor de boca. Uno de esos shows para el recuerdo. Difícil de olvidar. Pero para que engañarnos… No lo queremos olvidar. Lo que queremos en volver a sentirlo. Glen, vuelve pronto. Te esperamos.
Ah, por cierto. Urge disco en directo de este tipo…
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