Texto: Fran Cea
Fotos: Lorenzo Pascual
La edición del WOP Féstival 2015 nos citaba el pasado sábado 12 de Diciembre en la bilbaina y repleta Sala Santana 27 con un programa que atraía por su calidad y lo variada de la propuesta. Apertura de puertas temprana y casi de inmediato salieron a escena los británicos Slydigs, desconocidos para mí pero a los que haber acompañado durante la presente gira a Vintage Trouble les concedía el beneficio de la duda.
Sin embargo no tuvieron el día. Fríos y aburridos no necesitaron quitarse el abrigo para hacer su show porque ni siquiera "sudaron la camiseta". Apáticos en las formas y confusos en el fondo, con una mezcolanza de rock inglés (Oasis) con guitarrazos a lo The Who que seguro hubieran funcionado de haber puesto un poco más de emoción. Entraron en calor justo en las últimas canciones y cuando bajaron del escenario nadie pidió otra. Un mal día.
Una formación además en estado de gracia que suena como un auténtico puñetazo en la cara y donde el formato trío rellena todo el espacio musical merced a la labor de William Gutiérrez en la guitarra, rítmica y furiosa, y la voz, clara y potente y una base rítmica sólida formada por Koki Chamorro a la batería y un Txemi Gándara al bajo que literalmente se comió el escenario.
"Boogie" es un petardazo de rock setentero y "Fearless Woman" da la vuelta a la tortilla y muestra un swing galopante y vacilón impregnado de ácido. Gas se llama su nueva obra, si no lo habéis escuchado haceros un favor y compradlo.
Que ganas tenía de ver a Cracker. El anuncio de su concierto en el WOP fue un auténtico alivio. Fin de gira, el puesto de merchan vacío porque se habían cepillado todo en esta larga gira por España y Lowery y Hickman dando una exhibición apoteósica de cómo construir canciones sencillas, casi mínimas, y tener la clase suficiente para hacerlas himnicas. Cinco músicos sobre el escenario, humildad por bandera y los acordes de "Seven Day"s saliendo de la Gibson de David para comenzar un set list que pasó casi de puntillas por su última obra, Berkley To Bakersfield, del que apenas interpretaron el ritmo country de "Get On Down The Road" con Hickman paseando su voz profunda (al igual que en California Country Boy), "King Of Bakersfield" y "I´m Sorry Baby" (temazo que me recordó a Ry Cooder o John Hiatt) y la bailona "Reaction", "Almond Grove" con un gran trabajo del steel guitar a cargo de Matt Pistol.
Repasaron su discografía con vehemencia, dándonos oportunidad a escuchar petardazos power pop como "Antoher Song About The Rain", "Low" con Lowery calzándose la acústica, sacando a pasear su peculiar voz, mientras las primeras filas cantaban en absoluto trance, "Euro Trash Girl", que en vez de cerrar su concierto interpretaron en tercer lugar, y por supuesto "Happy Birthday To Me" con Hickman sustituyendo acordeón por armónica.
Triunfaron hace poco en el Azkena y en el WOP se llevaron el gato al agua firmando el mejor bolo del festival. Sencillez contra el lujo de quienes cerrarían el cartel de la noche. ¿Americana? ¿folk rock?, simplemente una banda de verdad dando sopas con honda a base de honestidad y carisma a muchas bandas que podrían ser sus hijos. Uno de los conciertos del año.
Es curiosa la controversia que está generando la actual gira de Vintage Trouble. Entre los asistentes unos creen haber contemplado la quintaesencia musical de una nueva superbanda en un panorama que hace lustros no proporciona ninguna, y otros, sin embargo, les acusan de oportunistas, efectistas o simplemente de ser un hype.
Y probablemente sea más sencillo que todo eso. La cita del WOP era mi segundo encuentro con los de California y confieso haber disfrutado, cantado y bailado como el que más. Vintage Trouble no hacen nada nuevo y tampoco lo disimulan. Su fórmula, consistente en fusionar a los grandes del soul, con James Brown y Otis Redding como estandarte, con clásicos rockeros como los Stones más R&B, y todo condensado en una banda enfocada claramente para el directo, motivo por el cual sus cds acaban flojeando en la comparación, para mayor gloria de uno de los últimos showman sobre la faz de la tierra. Mr Ty Taylor, para quien cualquier epíteto que no comience por mega o hyper resulta completamente inservible.
Con un nuevo disco bajo el brazo, de nombre Hopeful Rd, producido ni más ni menos que por el mismísimo Don Was, editado tras cuatro años girando con su debut y de resultado desigual por el excesivo número de medios tiempos, eran reclamo suficiente para llenar la Santana 27 y “bautizar” en sala a muchos nuevos seguidores ganados en sus últimos tours junto a AC/DC, Stones, Lenny Kravitz o The Who (ahí es nada) y que, en inmensa mayoría, marcharon extasiados ante lo vivido.
La liturgia comenzó con los protagonistas entrando al escenario deseándose suerte antes de comenzar con la relajada "Soul Serenity", en completa ceremonia de classic soul y que supuso a todas luces un espejismo, ya que de inmediato comenzó un derroche de movimiento, saltos y poses (para orgasmo nervioso de los foteros presentes) que casi dan al traste con su inmaculado traje dorado ya que, para el tercer tema, el protagonista estaba literalmente encharcado en sudor.
"Blues Hand Me Down", uno de sus singles, explotó con Ty girando sobre si mismo, increpando a los presentes a gritar y bailar mientras el colchón musical que elaboran los tres músicos: guitarra, bajo y batería, se muestra solvente y suficiente y Taylor se retuerce sobre el pie de su micro, baila de manera sincopada y muestra que su voz responde a los envites incluso cuando sus acrobacias le colocan completamente horizontal al escenario en un salto imposible. "Take Me To The Dance Party" nos espeta y "Nancy Lee" nos lleva a lo mejor de la tradición De Otis Redding, falsetes vocales incluidos, y Taylor realiza su primer paseo sobre la valla que le separa de la audiencia.
Porque Vintage Trouble son entretenimiento al 100%, una garantía de espectáculo, quizás con poco margen de sorpresa a consecuencia de su exposición mediática, pero que cuando tira de canciones de "tiro fácil" como la irresistible "Angel City California" (con su lado más Stone a flor de piel) se sostiene por si sola.
"Another Man´s Words" convierte al protagonista en un crooner y a la sala en un viejo club con un tema meloso en demasía. Emparejar las lentas y souleras "Doin´What You Were Doin" e "If
You Loved Me" con el rhythm and blues de "Before The Tear Drops", bailes "made in James Brown" incluidos, hizo que el show se les cayera un poco en intensidad, pero el show está perfectamente estudiado para crear un up tempo en el rush final y "Total Strangers" con sus coros pegadizos y un temazo como "Run Like The River", de nuevo con Taylor en plan mesías haciendo mover los brazos al respetable mientras corre por el escenario y acaba cantando en el primer piso de la sala, hace que hasta los escépticos claudiquen ante un espectáculo calculado y a pesar de ello solvente y caliente. Los bises no bajan el ritmo y en ellos llega probablemente la perla de la noche, "Strike Your Light", un tema con un clasicismo revisionista y a la vez creíble que supone el enésimo paseo del cantante entre la audiencia, esta vez para ponerla a toda sentada en el suelo y para el final "Run Otta You", que baja las pulsaciones y les sirve para abandonar ordenadamente el escenario y encaminarse al puesto de merchan.
¿Alguien puede no disfrutar de un show así?, si te gusta el indie pastoso no lo dudo, si eres vegano hasta lo entiendo, pero si tienes sangre en las venas...., puede que sean un producto (o son una banda convertida a él), pero completamente disfrutable en directo y con la actitud correcta. Que vuelvan.
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