Crónica del concierto de Bettye Lavette en Bilbao

Texto: Jorge Escobedo
Fotos: Lorenzo Pascual

No me cansaré de repetir una y otra vez la suerte que tenemos de poder disfrutar en Bilbao del ciclo Music Legends, que se celebra año tras año en la maravillosa Sala BBK. Esta vez le tocaba el turno a una de las grandes divas del soul, Bettye Lavette. A sus casi 70 años, Bettye sabe que la vida no es un camino de rosas. Le ha tocado sufrir. Y su muy merecido reconocimiento se ha hecho esperar. Por eso, la de Michigan, canta con dolor. Expulsando el alma en cada palabra. Como si no hubiese un mañana. “The only time is now” que diría Van Morrison. Y lo pudimos disfrutar ayer.

Recién estrenado este 2015, salía a la calle su nuevo disco “Worthy”. Maravillosa continuación de una sucesión de obras magníficas que comenzó en el 2005 con el imprescindible “I´ve Got My Own Hell To Raise”. Ayer no basó su concierto en dicho disco, si no que nos dio un repaso por las canciones que la han hecho llegar a ser lo que es actualmente, una diva. Canciones de otros artistas interpretadas como solo ella sabe hacerlo. Llevándolas a su terreno. A veces casi indescriptibles. Maravillosas.

Acompañada por una banda formada por guitarra, bajo, batería y piano, y en una Sala BBK llena hasta la bandera, Bettye bailó, rió, bromeó, contó historias… pero sobre todo cantó. Y eso sí. Como los ángeles. Los silencios creados fueron casi místicos. Mágicos. Únicos.

Joy” de Lucinda Williams, una de las más geniales compositoras, como ella misma la definió, sonó canalla. Demostró que a Ringo no solo se le daba bien la batería, si no también componer, en “It Don´t Come Easy”. Desestructuró “All My Love” de Led Zeppelin y “Let Love Reign O´er Me” de los Who sin seguir un ápice la partitura. “Heart Of Gold” de Neil Young sonó como nunca antes. Pero si hay dos momentos que recordaremos toda la vida, fueron las versiones de “Souvenirs” de John Prine y sobre todo “Isn´t It A Pity”. Delicadeza pura. Gospel. Soul. Escupiendo cada nota. El silencio humedecía los ojos y no podíamos más que dar gracias por estar allí. Emocionantes a más no poder.



Se despidió a capella con “I Do Not Want What I Haven´t Got” de Sinead O´Connor, dejando el micro en medio del escenario y marchándose con la sensación del trabajo bien hecho. Y si lo hiciste. Nos emocionaste. Y de eso trata esto de la música. De emoción. Creo que ayer presenciamos algo hermoso. Muy, muy hermoso…

1 comentario:

  1. Fantástica crónica, Jorge. Captas el tuétano de la noche y te adentras en el alma de esra gran artista. Grande!

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