Con unas cuantas ediciones ya del Azkena Rock Festival a nuestras espaldas, y las que nos quedan, ya no sorprende la capacidad de convocatoria del mismo. Más de 26.000 asistentes, según la organización, catapultan de nuevo al mejor festival de rock del estado hacia cotas que todos los años superan espectativas. Y no sé yo si la organización también esperaba menos...
Resumiendo: escenario principal pequeño, la carpa del segundo eliminada (en aras, dicen, de un mejor sonido, que sí se consiguió aun a costa de casi provocar una lipotimia en alguno de los oficiantes ante el sol de justicia que cayó los dos días), barras más pequeñas que provocaron colapsos a la hora de abrevar, zona vip eliminada (esto la verdad es que al común de los mortales nos daba igual), pasillo central del escenario principal eliminado (esto vino bien), baños escasos (o eso nos pareció a muchos) que provocaron largas colas sobre todo entre las féminas, zona de relax suprimida que sí echamos mucho de menos. De todas maneras, todo esto es como un deja-vu ya que, muchas, son las carencias que se han comentado todos los años. Tampoco era cuestión de no contarlo.
Un rato estuve viendo a los Highlights y su rock de guitarras, aguerrido, caló en la audiencia ante un sol de justicia. Picaron fieles en el metal, le dieron al boogie recio y terminaron entre vítores con el "Shoot, Shoot" de UFO. Seguido me dirigí hacia el escenario más pequeño para catar la propuesta de Mad Martin Trio, rockabilly de altura fraguado sobre un contrabajista de nota y la guitarra hiriente de Martin Esturao. Versionaron al Reverend Horton Heat, no digo más. Antes de que acabaran y a causa del solape, tocó ir a ver a Sven Hammond; para mi lo mejor del viernes. Boogie otra vez, soul, funk lustroso, una voz radiante y solos de hammond con mucho groove hicieron que su concierto fuera plenamente disfrutable.
A los Duvrobniks los tenía marcados en rojo y me decepcionaron. Se notó en demasía que venían de los 90 como ellos dijeron. Bajo un sol de justicia no remontaron un concierto anodino. Lo siguiente fue encaminarse hacia el escenario grande a ver a JD McPherson que, con disco nuevo bajo el brazo, no acabó de quitarme la sensación de que el escenario le vino pelín grande y que es mucho más disfrutable en sala, como ya se pudo colegir en su concierto en el Kafe Antzokia de hace unos años. D Generation y White Buffalo coincidían en horario y vi un rato a cada uno. Los primeros, pues a lo suyo, punk saltarín, poses, actitudes provocativas y el Jesse Malin que no paró. Ya les había visto antes así que me fui a ver al búfalo blanco. No me hizo mucho chiste pero algo debió quedar porque he acudido a sus discos y he descubierto una voz prodigiosa en el desgarro y unas armonías tejidas a golpe de americana. Una banda a seguir y si es en sala mejor. Reconocer que, para muchos, fue lo mejor del viernes.
La aristocracia del día llegó con el concierto de Television. Tocaban el "Marquee Moon" y, aunque parecieron pelín desganados, a mi su propuesta me gustó. Las guitarras se solapaban, tejían punteos con atmósfera y demostró que todavía lo tienen. Quizás el sitio no fuera el mejor para su propuesta pero reconocer que el tiempo le ha sentado bien al disco. Nuevo solape y esta vez decidí irme a ver a Lee Bains III & The Glory Fires. Rockanroll sin pretensiones, un cantante hipermotivado y fraseos eléctricos que a mi no me dijeron mucho.
Y los últimos que yo vi, ZZ Top. Ufff, salí decepcionado, cosas de las altas espectativas. Es verdad que tienen una edad en la que algunos están disfrutando del sol levantino, pero aun tienen agallas para sacar discos disfrutables como "La Futura". Pero esa garra no se trasladó a su concierto y, entre el sonido bajo (cosas de los técnicos según la organización), su actitud cansina y un setlist quizás mejorable, pues eso. Como dijo N. "¿ZZ de qué viene, de zzzzzzzz........ (sopor)?" Y A. lo corroboró, "es la peor de las tres veces que los he visto".
El sábado la cosa mejoró y mucho. Cuatro conciertos vi, por mor de otras obligaciones, y todos me gustaron, aun y cuando uno me defraudó pelín. En un golpe de suerte decidí acudir pronto y la actuación de Powersolo me hizo alegrarme de la decisión. Un concierto con mayúsculas que demostró que, cuando se tiene, da igual que el escenario sea grande, te lo comes con patatas. Cimentados en una batería sobresaliente le dieron al blues lisérgico, al rock atávico y nos ganaron con sus temas onomatopéyicos. De los Eagles Of Death Metal no tenía noticias y demostraron que sobre un escenario, las ganas son la base. No es que me entusiasme su propuesta musical, pero tuvieron sentido del espectáculo, ganas de agradar bajo un sol que achicharraba neuronas, y algunos temas resultones. Con el apoyo de Brent Hinds, gitarrista de Mastodon, ganaron en pegada. Nos fuimos antes de que acabaran para coger sitio y ver a gusto a Cracker.
Como dice A: "Los Cracker son como ese futbolista que no es primera figura pero juega de p m y se tira en el mismo club 20 años". Con un sonido estupendo y fieles a su estilo, dieron el puñetazo encima de la mesa que se merecía el festival y tejieron una red musical que atrapó al personal. Sonaron contundentes cuando eléctricos, sosegados en los sonidos de raiz y perfectos en la actitud. Les vimos también en el Azkena del 2003 y a fe que ganan con los años. Los últimos que caté fue Reigning Sound y, la verdad, esperaba más. Su último disco es un cañón de ambrosía rock pero en su concierto se quedaron a medias. Entre el mal sonido y una actitud mejorable, me marche antes de la hora.
Fue mi último concierto del festival y ahora lamento haberme perdido a John Paul Keith, el ganador de la edición según muchos plumillas y aficionados. Decían las malas lenguas que iba a ser una edición de transición pero a mi me ha ganado para acudir otra vez el año que viene. A ver si esta vez es con pase para afotar, que me dan mucha envidia los amig...., conocidos acreditados. Je, je, qué cochina es la envidia. Rock on!
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