Texto: Jorge Escobedo (Bilbao) / Fotos: Fran Cea (Santander)
Pequeña decepción. Y digo “pequeña” porque el concierto estuvo muy bien en términos generales. Pero es lo que tiene crearte altas expectativas. Pensar que vas a ver el concierto del año y al final parece que todo te sabe a poco… en fin… que no espabilo… Marc Ford nos visitaba para presentarnos su último trabajo “Holy Ghost”, donde consigue llegar a su madurez creativa en cuanto a composición, donde encontramos a un Marc relajado, alejado de fantasmas del pasado, con muchas cosas que decir. Un trabajo que gana con las escuchas. Mejora con el paso de los días, como el buen vino. El Kafe Antzokia de Bilbao recibía a un guitarrista que merece estar en el olimpo de los dioses. Allí donde solo permanecen los elegidos. Pero ser miembro fundador de la mejor banda de los últimos 25 años (The Black Crowes) y ser parte fundamental de los mejores temas de los cuervos, te otorgan este lujo. No podíamos dejar pasar la oportunidad de ver a Ford en acción. Y más cuando tan buenas críticas estaba recibiendo en su actual gira, además de unas ganas tremendas de quitarnos de la memoria aquel desastroso concierto de Marc junto a los Steepwater Band (pobres chicos aquel día) de hace unos años, con un Marc sumido en sus problemas personales y dando un bochornoso espectáculo.
Con todo esto nos dirigimos a la sala para presenciar un concierto que estaba programado para las 22:00, pero con dos grupos de teloneros que hicieron que la aparición del ex-crowes no tuviese lugar hasta pasadas las 23:30.
En un Kafe Antzokia con una entrada más que pobre (qué pena…) comenzaron Conn Bux, combo capitaneado por un irlandés afincado en La Rioja que nos hizo pasar un buen rato con su rock americano con matices folkies y unas armonías vocales de lo más agradecidas. Me gustaron. Y mucho. A seguirles la pista. El segundo telonero fue Elijah Ford, hijo de Marc y miembro de la banda de este. Composiciones acústicas que logran aburrirme. Mejorando, y mucho, cuando se le une la banda y logra meter revoluciones a su cancionero. Pero no me dice gran cosa.
Y tras un parón de más de 10 minutos aparece Marc en escena acompañado de su banda, los Phantom Limb, para empezar a desgranar una a una canciones de su último disco (sonaron todas excepto “If I´d Waited” que abre el álbum), y algún que otro guiño al pasado. Con un empiece tranquilo donde vimos a Ford enfundarse la acústica, pudimos escuchar la preciosa “Just a girl” como comienzo seguida de los medios tiempos, canciones que te arañan el corazón, de “Badge of Descension” y la emotiva “In you”. Las notas de piano nos anuncian que la siguiente en sonar es la reposada “You Know What I Mean”. Y aquí es donde pone punto y final a la parte con aires sentimentales. En este momento, y tras enfundarse la eléctrica, el show va a ganar muchos enteros. Una excelente “Dancing shoes”, con un trabajo excelente de Marc a la slide, y “Dream #26, son el preludio para “Blue Sky”. Clásico instantáneo. En este momento veo a Ford más suelto en los solos. Y lo demuestra en “Turqouise Blues”. “Sometimes” me recuerda por qué creo que es la mejor canción de su nuevo trabajo. “Call me faithfull” presenta al Marc Ford de las grandes ocasiones. Para mí el mejor momento del concierto, con Ford dejándose llevar y presentándonos paisajes sonoros difíciles de alcanzar. Aquí la banda suena como un tiro. Y de ello deja constancia en “I´m free”. Respuesta perfecta. “I´m Steady Rollin´Man” de Robert Johnson, soberbia. Y en las finales “You are the one” y “Smoke Signals” pudimos observar la influencia de Neil Young con sus Crazy Horse.
Concierto de menos a más. Y aunque en momentos pudimos ver a un Ford en estadio de gracia, me quedé con la sensación de que podía haber dado mucho más de sí. Como a medio gas… Serán cosas mías…
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