
Que Johnny Winter es una leyenda del blues nadie lo discute. Y que el paso del tiempo ha hecho mella en su figura, tampoco. Con todo esto, nos dispusimos a disfrutar del bolo del tejano albino el pasado lunes 12 de mayo en la sala BBK, gracias al ciclo “Music Legends” que tantos y tan buenos conciertos nos está proporcionando en la capital. Johnny se encuentra de gira para conmemorar sus 70 primaveras, y era una cita ineludible para cualquier aficionado a la música nacida a orillas del Mississippi. Habiéndome quedado en un primer momento sin sitio en el local (demasiados conciertos y la cabeza no da para tanto…), no tardé en agenciarme una localidad en segunda fila para no perder detalle del desarrollo de la velada.
En una sala BBK que había colgado el cartel de “no hay billetes” muchos días antes, y tras la emisión del tráiler del documental sobre la vida de Winter “Down and Dirty”, salieron a escena Paul Nelson a la guitarra ( gracias por recuperarnos a Johnny), Scott Spray al bajo y Tony Curiale a la batería (aún hoy me pitan los oídos), para comenzar con un instrumental al cual se incorporó Winter en su parte final. La salida de Johnny me hizo temerme lo peor. Encorvado, a pasitos, con ritmo lento, hasta llegar a un taburete, que no abandonaría en todo el show…uffff. Pena. Lástima. Su antigua adicción a la heroína, así como otras causas provenientes de su albinismo (su casi total ceguera) y el exceso de años en la carretera, dejaban patente que aquello podría ser un desastre.



Disfruto. Con la mágica “It´s all over now” en una liturgia blues a todo trapo, pone punto y final a su actuación antes de volver para un par de bises, donde dejó claro que aún le queda cuerda, y que si su voz ya no es la que era, sus dedos todavía tienen algo que decir. Elmore James compuso “Dust My Bomb”, pero Johnny la hace suya. La lleva a otra dimensión. El slide acaricia las cuerdas y nos golpea el corazón. Duane desde el más allá estará sonriendo… Y acabamos con la canción que puso en mi vida a Johnny Winter.

No será el concierto de mi vida, ni posiblemente uno de los de este año, quizás la semana que viene ya no me acuerde de él. Pero una cosa tengo clara. Cuando tenga familia, les pondré ese “Highway 61 Revisited” a todo trapo para que sepan quién fue el bueno de Johnny.
Hace ya más de 5 años que le vi en Madrid y salió de la Joy arrastrando los pies y llevado a cuestas por unos escoltas... Y el balance final fue similar al tuyo: no vimos al Johnny del 69, pero vimos a uno de los mejores guitarristas de la Historia del Rock, y eso se queda para siempre.
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