Por Larrypas
Desde Nashville, Tenessee, los Delta Saints se han enfrascado en una gira maratoniana que les ha llevado a recorrer el estado de arriba abajo, haciendo parada y fonda incluso en Las Palmas en un concierto glosado positivamente en las crónicas. El miércoles día 3 pasaron por el Kafe Antzokia bilbaíno y dejaron el pabellón alto ante una concurrencia entregada que jaleó sus temas más conocidos, se batió en palmas y… se peleó con pundonor. Y es que este que teclea no se enteró, enfrascado en las fotos, hasta que los Santos pararon el concierto por una pelea, cosa rara en el coso antzokiano. Como dijo Ben Ringel, “los hay que no aguantan el licor”.
Los de Nashville presentaban en sociedad su nuevo larga duración “Death Letter Jubilee”, de bella portada y mejor contenido, pero con una novedad, dada la sustitución del enfermo armonicista, por un teclado que, si bien aportó groove, hizo que el combo perdiera parte de su contundente pegada. Sufragado por los seguidores de los Santos del Delta, en un escote en el que había mucho de fe en la banda, se zambulle en el pantano blues, escarcea con sonidos más duros y se atreve con el terciopelo soul, en una mezcla de estilos que satisface por igual.
Así, con un cuarto de hora de retraso y ante una media entrada larga en la sala, los Delta Saints se presentaron en formato quinteto y con Ben Ringel de pie frente a la peña (el año pasado dio sus conciertos sentado), cantando estupendamente aunque pelín perjudicado por el sonido al principio del bolo. Su propuesta cuesta un poco y, a la postre, gana por goleada esa mezcolanza de ritmos blues, góspel, soul, etc. con la amalgama del rock más fornido y machacón. Así, mezclando temas de su lp y de sus anteriores eps, principiaron el concierto musculosos con boogie rasposo (“Liar”), para saltar a su ep “Pray on” con una versión exultante en el ritmo de “Stepping”. Pero si en algo ha ganado el grupo, ha sido en los cristales que colorean sus sus temas y que les permite discurrir por veredas soul (una arrebatadora interpretación, con Ben Ringel solo a la voz, alejado de su guitarra, de “Company of thieves”), mover cimbreantes las caderas con funk pesado, y arrebatarnos con notas hirientes a la slide guitar (“Cigarrette”). La base rítmica estuvo contundente, verdadero soporte del grupo y sin la que perdería gran parte de su feeling; las guitarras se pasearon en punteos nunca dispersos, acerados al máximo y directos a la yugular; y el teclado, pues eso, aportando calidez pero sin la raspa de la armónica como se vio y se sintió en “Dead letter jubilee”.
Mediado el concierto tocó turno a sus eps primigenios, descollando con “Bird called Angola” y “Voodoo walk”, retomando nuevamente el “Boggie” (así se titula el tema) que llevó la alegría a la parroquia que lo celebró como se merece, marcando uno de los picos del concierto y acabando la primera parte con “The Devil’s Creek” una oda a la “resaca” (sic). Para el bis, apareció Ringel solo para entonar un “Out to sea” melancólico, aun iniciando el desfase para una catárquica “Momma” en la que se acabaron las vergüenzas, acabando todos coreando guturales.
Los Delta Saints pusieron toda la carne en el asador. Es la segunda vez que les veo; y si hay una tercera no me los perdería. Rock on!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No te cortes y deja tu comentario