Por Larrypas
El pasado día 10 de mayo de 2013 asistimos de nuevo en el Kafe antzokia bilbaíno a una lección de rockanroll impartida por uno de esos grupos que llevan más de veinte años en el candelero, con algún periodo en barbecho, que no han dejado de tocar y que han sobrevivido a todo tipo de implosiones provocadas por abandonos y tóxicos varios: The Quireboys. Liderados siempre por Spike, hiperactivo a pesar de una lesión que le hizo aparecer, tras el concierto, con una cachaba, sostenidos por dos guitarras que se doblaban en el riff y en el punteo y con una sección rítmica nada notoria pero perfecta en el ritmo, los de Newcastle ofrecieron un concierto pletórico, refrescante, picante y divertido que tuvo a la peña atenta durante todo él. Y es que nunca decepcionan ya que tienen canciones y eso que, durante esta gira no han podido presentar en formato digital el que será su nuevo disco (“Beautiful curse”, previsto para junio).
De público fiel, el Kafe Antzokia presentaba una entrada estupenda de peña conocida, jóvenes lampiños, rockeros talluditos y féminas en número significativo para lo que se cuece en las noches bilbaínas. Gente que no dejó de cantar, de sacudirse espasmódica al ritmo de la banda y de sonreir. Y es que Spike y los suyos se implicaron en el show, salieron a matar desde el primer momento y dieron lo mejor de si mismos, obviando experimentos y soltando un pepinazo tras otro.
Así, sin teloneros, a pelo y durante ochenta minutos nos descerrajaron uno tras otro hits marca de la casa, de raíz estoniana sí, pero pasados por el filtro del boogie y el ritmanblús más inglés. Sus influencias son claras y, como no, sonaron a Stones, a Faces y a AC/DC, pero saben adornar su propuesta con impronta propia, con un frontman espasmódico pese a la lesión y unos riffs que contagian vitalidad. Con una intro de piano boogie saltaron al tablao antzokiano y descerrajaron tres cañonazos en forma de canción que la peña coreó y que nos reconfortaron con lo que debe ser un concierto de rockanroll. “Tramps & thieves” nos encañonó, “There she goes again” nos voló la cabeza y “Mislead” hizo que la gente se apretujara en las primeras para no perderse nada.
Tirando de su primer disco “A bit of what you fancy”, superventas allá por 1990 y con el que pisaron el podio de ese año en las listas inglesas al subir al segundo escalón, nos engatusaron con versiones ponzoñosas de sus clásicos, más desgarradas si cabe por la raspa vocal de Spike y nos endosaron un par de temas de su nuevo disco. “Too much of a good thing” tomó demasiado de los hermanos Young & Co (demasiado calco en la voz, los coros, hasta en algunos fraseos de guitarra; fue la que menos gustó al que esto teclea) y, sin desmerecerla, “Mother Mary” se llevó la palma en esa batalla particular, por baladón, por calidad vocal, porque tiene mucho roll libidinoso y porque como dice N. “qué bonitas son las baladas de los Quireboys”. Antes habían sonado “Mona Lisa smiled” y “This is rock & roll”, habíamos coreado “Hey you” y nos aprestamos a la madre de todos los finales, con las festiva, saciante y saltarina “7 o’clock”, y una “I don’t love you any more” que sonó más contundente y directa a la cabeza que en las sobreproducidas grabaciones de los 90. “Sex party” puso la guinda al pastel, con fuzz eléctrico, cuernos al aire y la garganta ya para el arrastre.
Que llevan ya un tiempo haciendo siempre lo mismo, que no renuevan el setlist; joder, bendito sea, mientras sigan ofreciendo pildorazas energizantes y vigorizantes en forma de shows de purito rockanroll. Se nota que me gustaron. Rock on!
THE QUIREBOYS by LawrP on Flickeflu
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