
El miércoles 22 tocaba programa doble para el escriba y, tras un introito de jazz cool a cargo de Tom Harrell, tocaba salir a toda pastilla para catar en directo el alma soul y la actitud punk de Jeff Hershey & The Heartbeats en el Kafe Antzokia. Se solapaban pero, mira tú por donde, el retraso en el inicio de éstos, deseado por mi, no se produjo en la medida que se da otras veces. Así que sólo diez minutos de retraso en el escenario antzokiano y la hora de salida de la golosina jazz hizo que llegara con la lengua fuera y con aproximadamente media hora de show transcurrida. La sala no estaba petada (como se habría merecido el espectáculo) y eso me permitió acercarme para las fotos de rigor y para recibir el primer sopapo en forma de soul espasmódico, con Jeff en estado hiperactivo y la peña jaleando.

En formato quinteto, con la bajista que gira actualmente con Nashville Pussy, una batería candorosa en el gesto y resultona a los parches, un jovenzuelo guitarrista correcto en el riff y hábil en el punteo y un saxo rellenahuecos, Jeff Hershey derrochó actitud desde el principio, sudó la camisa y alentó al respetable a seguirle en los uh, ah de rigor. Un concierto que se convirtió en una fiesta alimentada por los temas de su larga duración en versiones incendiarias, con el líder de actitud punk comiéndose el escenario a ritmos de un trasunto de pogo con alma. Cayeron todos los temas, gustando y gustándose en los acelerados, sonando almibarado pero recio (“Good times”, “Another day without you”), y percutiendo en un público con la boca abierta ante el ciclón que se les venía encima.

Aires punk que tuvieron su momento de gloria en un miniset de covers que resonaron en nuestras cabezas como un martillo pilón, que se alejaron del soul que imperaba y que mostraron a las claras las veredas que ha transitado el grupo. Sonaron los Misfits (“Some kinda hate”), Fear (“I love livin’ in the city”) y una Oxnard (de Ill Repute) impetuosa y a la que cambió por un BILBAO que resonó por toda la sala y me temo que por todo el oxigenado botxo.

Para el bis no hubo sorpresas, la banda siguió a lo suyo, derrochando energía y soltando como colofón una catárquica “Shout” que reventó tímpanos y nos impelió a mover los pies al ritmo de un Hershey que se paseaba entre el respetable como un chamán pasado de vueltas.
Fin de fiesta y al puesto de merchandising a pillar su vinilo. Bueno, y un par de singles, pins, pegatinas, cartel de la gira,… Aquello fue un no parar, en todos los sentidos. Rock on!

http://www.flickr.com/photos/larrypas/sets/72157633667210870/
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