Por Larrypas
En el mundo de la información virtual y de la actualización en tiempo real, casi se me pasa la visita a Bilbao (Kafe Antzokia) de los noruegos The Yum Yums, reyes del powerpop actual, poseedores de un directo energético y adalides de la melodía en tierras norteñas, donde el rock más aguerrido tiene preponderancia (Gluecifer, Turbonegro,…). Es lo que tiene que los pergreñadores de un blog como Bilbao Rock City hayan decidido abandonar su actualización desde enero, que nos han dejado a sus seguidores sin una fuente de información excelente sobre lo que se cuece musicalmente en Bilbao. Razones de peso seguro que habrán tenido.
El caso es que el pasado jueves 14 y por ¡¡¡5 euros!!! tuvimos la oportunidad de disfrutar de dos bandas baqueteadas en giras incansables, fieles exponentes de un máxima plenamente disfrutable: a la gloria por el ritmo. Y eso ofrecieron a la media entrada que presentaba el Kafe Antzokia, trufado de los incansables, de féminas no muy abundantes y de bastantes jovenzuelos.
Con un poco de retraso, por el que se disculparon, saltaron al tablao antzokiano los teloneros, Suzy & Los Quattro, con magníficas reseñas en el panorama del colorín musical y que cumplieron con creces. Con un sonido mejorable, redundaron en pop que se dio la mano con el punk ramoniano en canciones sin interrupciones, surfearon en el rock y les dio tiempo para intimar en canciones con mensaje (“Henry Rollins”). Picoteando de todos sus discos, la entrega fue incuestionable, presentando melodías pop atemporales (“Donna Donna”, “Go on”), emulando a sus mayores en “Too late”, haciendo guiños a su gente (“I owe you”) y desparramando fuzz y distorsión en “Kick ass”. Con estos mimbres no es de extrañar que giren de continuo y que visiten con éxito tierras lejanas como Japón. Su propuesta revitaliza el pop de guitarras patrio y nos obliga a seguirlos de cerca.
Y tras Suzy y sus secuaces, los Yum Yums saltaron al escenario dando rienda suelta, durante ochenta minutos, a un torrente eléctrico encallado en el pop, que revitalizó el rock y que tiró de actitud punk para deleite de la parroquia. Temática juvenil, retazos surf y personalidad propia que cargaron los temas de energía vigorizante y que imprimieron al concierto un ritmo vertiginoso, sucediéndose los temas, que picaron de todos sus discos, con el “Whatever rhymes with baby” a la cabeza.
En formato quinteto con el bajo de los Quattro dando soporte, las guitarras derrocharon adrenalina, sobre todo la del solista espídico que no paró de saltar, posar y soltar guitarrazos por doquier, la teclas gustó por simpática y buen hacer y Morten Henriksen metido en su papel de catalizador de todo el cotarro, compadreando con el público y lanzando soflamas juveniles. Música divertida, en definitiva, que trasteó en el rock (“Sugar rush”), se meció en el surf (“Just friends”) y cristalizó en powerpop de manual que rememoró a sus mayores cuando en el bis se explayaron en el “Walking out on love” de The Beat (por ahí andaba un tal Paul Collins). Gemas pop que impelían a mover los pies al ritmo de “I wanna be the one” pero que no consiguieron vencer la timidez de las vascas a las que Morten incitó, en el bis, a subir al escenario sin conseguirlo. Canciones dedicadas al amor (“I’m in love”, “Be my baby”) y al espíritu juvenil que tuvieron como colofón el “All kindsa girls” de los Real Kids con desparrame generalizado de la peña que copó el escenario.
Y para casa, con las pilas recargadas para un mes de marzo sin demasiadas citas marcadas en el calendario, con vinilos en la bolsa (B.B. Quattro puso un minipuesto aparente de discos a 10 euros e incluso menos) y saboreando con antelación el peregrinaje del sábado a la Feria Internacional de Discos en Bilbao. Rock on!
Diapos Suzy & Los Quattro
Diapos Yum Yums
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