Crónica del concierto de Tori Sparks en Palencia por Fran Cea

Recuerdo que en su última gira tuve la oportunidad de entrevistar a mi admirada Stacey Earle y le comentaba que de un tiempo a esta parte Nashville se había convertido en una especie de "Hollywood del country" y ella me contestaba que mucha de la gente que residía en la ciudad no eran de allí. Tori Sparks si que nació en Nashville y probablemente exista en su identidad musical una huella palpable de su origen.




Recientemente afincada en Barcelona y con un dominio del castellano muy fluido Tori Sparks se ha embarcado en una gira con banda por España donde dejarnos ver su background musical y la mezcolanza que haber sido un espíritu inquieto ha ocasionado en ella. Quizás por eso los que acudimos a su cita en la The Lemon Society palentina, que con su nueva programación estable de directos se ha unido al selecto grupo de salas de conciertos castellanas, nos encontramos con una amalgama de estilos entre los que aflora por momentos el blues, el soul, el folk, el pop y el country más fácil de asimilar ya que Tori Sparks demuestra que conoce su oficio de manera evidente y que es capaz de mantener la atención sobre su propuesta durante las casi dos horas que duró su show.

Tori, como indicaba, se presenta en esta gira en formato eléctrico (guitarra, bajo y batería) y defiende su último trabajo Until Morning - Come Out of the Darkness, el cuarto de su joven carrera y alterna la guitarra de cuerdas de nylon (donde se la aprecia más cómoda) con la acústica, para desarrollar un discurso que en su mayor parte navegó entre el folk y el pop, caso de Little Wreckin Ball, Penny On A Rail o Under The Rug (con un poso evidente a Cowboy Junkies) y ya en solitario sobre el escenario con las más sensible Leaving Side Of Love (a la que un pedal steel habría sentado de lujo) o Cold War. Todo ello con la presencia de una voz profunda y grave que acentuaba el dramatismo lírico y destacaba por derecho en el discurso musical. Además mostró un sentido de espectáculo "show time" completo tan típico de los artistas yanquis que cuidan no solo las canciones sino los espacios entre ellas, que Tori supo llenar con anécdotas, explicaciones e historias personales más desenfadadas.



Un concierto estructurado en dos partes, intermedio incluido, al igual que su último trabajo pero que en el caso del directo combinó de manera acertada sus dos facetas, la más oscura y personal y la más "americana" y donde, a mi entender, le sobró un par de temas de acento latino, incluida su versión del popular Quizás, Quizás , Quizás, (en lugar del Hallelujah de Cohen que suele interpretar) no porque no fueran efectivas sino porque se perdía por momentos el hilo argumental y porque si ya son pocas las ocasiones en que los seguidores del country/folk rock comercial tenemos ocasión de ver un show de este tipo (menos mal que en unos días llegará la salvaje Stacie Collins) al menos a mi no me gustan las distracciones estilísticas.


Tori es muy solvente en el escenario, se nota que la sobran tablas, y su marcada personalidad puede ser la baza que le granjee un espacio destacado en el panorama musical aunque si piensa continuar su carrera musical el España va a tener un trabajo arduo y complicado en una tierra no muy predispuesta a este tipo de sonoridades.

Por Fran Cea