Acudes a decenas de conciertos, enlazas noches de música con mañanas de sueño laboral, te sientas ante el teclado del ordenador y emulando a sesudos críticos musicales intentas definir el estilo de la noche anterior: que si country folk, after punk, soft core, power pop, sleazy rock...y de repente te encuentras frente a un individuo como Willie Nile y todo tu discurso desaparece de un plumazo. Lo barre sin piedad un artista que a lo que se dedica es a hacer ROCK (si, así con mayúsculas) y si necesitas más definición lo puedes llamar ROCK HONESTO, de ese que te conmueve, te hace vibrar y te deja indefenso ante un aluvión de sentimientos en forma de canciones.
Y es que Willie Nile es uno de los grandes del género al que por desgracia le toca ejercer de jornalero de la música y en vez de estar llenando grandes aforos, como Petty, Hiatt o Mellencamp le toca luchar en el barro,(como a Elliot Murphy, como Ian Hunter o como al pobre Wille De Ville) para satisfacción y orgullo de los asistentes a sus conciertos, unos 60 en el caso de la noche vallisoletana, y sin embargo comportarse como si estuviera en un gran pabellón abarrotado por el mero hecho de que Nile transmite la sensación de actuar en exclusiva para cada uno de sus seguidores y no hacer distinciones.
Durante cerca de dos horas navegó por su discografía, especialmente el increíble The Innocent Ones, nos contó historias de supervivientes y perdedores, de gente común y de amigos poetas y músicos, impagable homenaje a Joey Ramone, e incluso dedicó Rich And Broken a la caída Whitney Houston, nos emocionó a la guitarra y al piano (impagable momento cuando nos dejó a todos en éxtasis silencioso al ritmo de Streets Of New York o Love Is A Train con su crescendo final) y se respaldó en una banda con el ex Marah Johnny Pissano (que presencia escénica tiene este hombre!!) y en la que su guitarrista Jorge Otero (miembro de los geniales Stormy Mondays) emuló a Andy York y fue el bastión que permitió a Willie estar tan a gusto y de buen humor como demostró en todo momento.
El cantante de Buffalo salió al escenario con un cuaderno con todo su repertorio y entre canción y canción se dejaba llevar por sus páginas y sus sensaciones para elegir el siguiente tema. Bailó, sudó, nos contó historias de su vida con la cercanía de un amigo en vez de una estrella, inició un curso intensivo de castellano preguntándonos una y otra vez por palabras en nuestro idioma, posó para todos y aún tuvo tiempo entre todas sus joyas para colar versiones de los Stones (los cuales le plagiaron en los 80 su tema She´s So Cold) y The Beatles (A Hard Day´s Night). Para hacernos gritar hasta desgañitarnos al ritmo de Cell Phones Ringing, The Innocent Ones, la intensidad de Heaven Help The Lonely, House Of Thousand Guitars o Wellcome To My Head.
No hay justicia en el universo musical, eso es algo que es sabido pero de entre todas las injusticias la de Nile es una de las mayores, me alegro de Springsteen llene los estadios, aunque hace años que dejó de merecerlo, pero debería haber un hueco para gente como él o al menos debería haber agotado el taquillaje de la preciosa Porta Caeli, que una y otra vez destacó Willie como una de las mejores en las que había estado en el país. Lo único que podemos hacer los que hemos acudido a esta gira es correr la voz y procurar que el secreto no continúe por más tiempo y le horremos como merece en su próxima gira. Yo desde luego no faltaré a la cita con su magia.
Por Fran Cea
Enorme Willie!
ResponderEliminarAsi es de injusta la industria de la musica a veces con ls autenticos arquitectos de canciones y maestros de rock & roll.
Pero que sabran los nº1 de las mayorias de las listas de buenas canciones a veces y de autenticos musicos como el maestro Willie!
Todo un desconocido en nuestro pais.
Grande muy grande Willie