Casi cinco décadas sobre los escenarios de todo el mundo lleva el bueno de John Cale dando rienda suelta a su propuesta y el ciclo Music Legends ha tenido el buen criterio de programarlo en la Sala BBK de Bilbao como primer espada en un camino en el que contarán también con otras vacas sagradas de esto que tanto nos gusta, el rockanroll (Bill Wyman, Taj Mahal, Mick Taylor). Ejemplo de independencia, Cale siempre ha transitado por los caminos que marca su conciencia, desde el rock inconoclasta de la Velvet Underground, al pop ambiguo y magistral de “Paris 1919”, hasta la más actual propuesta industrial. Y de todo hubo.
Principió el concierto puntual (como siempre en esta sala, da gusto; aforo vendido pero con algunos asientos vacíos), con sonido monocorde y distorsionado hasta que salieron los oficiantes que, de buenas a primeras, nos sueltan un latigazo de guitarra fuzz, con Cale a los teclados y la base rítmica dirigiendo una maquinaria bien engrasada. Combinando con bases pregrabadas el concierto devino en marasmo hiphopero de tintes industriales con temas nuevos (“Bluetooth”, “Hey Ray”, “Cry”) que no sintonizaron tan bien con un público ávido de fogonazos rock y que levitaba sobre una guitarra estupenda, hiriente, cuando se acercaban al pop atmosferico de “Look horizon” o nos sorprendía con rock ruidista y con músculo. Ritmos cambiantes, cual caleidoscopio musical, que enmarcaban una voz en forma y una actitud sin tacha.
A partir de aquí Cale se agarró a la guitarra y, ya cuesta abajo, dio rienda suelta a rock eléctrico, monocorde pero fogoso, epifanía rítmica en una versión subyugante de “Helen of Troy”, sin duda alguna la cima del concierto para el que esto teclea. Cañonazos rock que nos retrotraían a la costa oeste americana, veleidades clásicas sin matices con la guitarra eléctrica desparramando ritmos sincopados y pop bucólico con la guitarra, de nuevo, desangrándose en arañazos de distorsión.
Hora y media de tensión y de saber estar. No desarrolló sus temas más conocidos, no volvió a “Paris 1919”, no hizo concesiones al respetable (salvo algún lacónico Thank you) y no hizo el bis solicitado, pero qué quieren que les diga, no le hizo falta para dejar al respetable con la boca abierta y el corazón en un puño.
Por Larrypas
que grande LARRY...
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