Crónica Concierto The Last Vegas Bilbao febrero 2012 por Larrypas

La noche del viernes la pintaban calva (aunque uno es talludito y no está para estos trotes): ropajes de cuero, pelos largos y lápiz de ojos a tutiplén, sombra aquí, sombra allá. Y es que el viernes descargaban en el Azkena bilbaíno los Last Vegas, apóstoles del sleazy angelino, del rockanroll carnal y excesivo, descollantes en la pose pero con un sentido del show palpitante y adrenalítico. Presentaban nuevo ep, “Other side”, con video incluido, donde la violencia y el rock & roll se dan la mano con la lascivia sexual y el instinto asesino encarnado en la estupenda Sybill Danning.

Pero lo primero es lo primero, una colleja al grupo, y es que no se puede estar encima del escenario una hora, bises incluidos y pretender salir a hombros del local, pese a descollar el show a gran altura ante un personal no muy numeroso. Digo yo que influirían también los 17 euros de vellón que costaba la entrada en taquilla.


Dicho esto (si no lo hago reviento), los Last Vegas salieron lanzados al escenario del Azkena a lomos de sus influencias. Abandonando su vertiente más punkarra, los chicagüenses se acercaron a la costa oeste a demarrar en el sleaze más grasiento, se dieron tortas con el glam británico de Slade y se lanzaron a tumba abierta hacia el hard-rock mediático de unos Motley Crue algo menos pasados de vueltas.

Así, nos descerrajaron de buenas a primeras temas de su album más macarra, “Whatever gets you off”, aliñadas con escarceos en su reciente ep “Other side”, con la velocidad como bandera. Por allí no brillaba la originalidad y la supertécnica a los instrumentos; las canciones se mantenían solas por lo resultonas, por lo excitantes y por mor de un espectáculo que recaía sobre un “estoyentodaspartes” Chad Cherry crápula oficiante de un show que epató, sobre todo, a las primeras filas.

En carrera y cuesta abajo, el grupo se deslizó por el roll humeante de “Whatever gets you off”, nos acogotó con hard rock de libro en “Other side”, hizo que la líbido chorreara por el escenario, se nos descolgó con boogie sicalíptico en “I’m bad” uno de los picos del show, frenético en el ritmo, como todo el idem y paseó el garage en un frenesí sucio y sexual.

Y así en 50 minutos dieron finiquito al show, que tras el pertinente bis alargaron hasta la hora de duración. Joder, siendo la primera cita de la gira por el estado, no podrán aducir cansancio. Pero bueno, pelillos a la mar, que ya nos gustaría que todos los conciertos tuvieran la misma intensidad.

Por Larrypas